VIVERO LOS MOLINOS – MURIAS (CANDAMO) – 242 HABITANTES
Agricultura. Juan Carlos Fernández y su hermano, José Antonio, pusieron en marcha en 1990 el vivero Los Molinos, el más grande de Asturias y que da empleo a 24 personas
MARÍA JARDÓN
Más de 30 años es lo que lleva en marcha el vivero los Molinos, que a día de hoy es el más grande de Asturias en lo que a planta agrícola se refiere. Lo pusieron en marcha Juan Carlos Fernández y su hermano, José Antonio, cuando el primero volvió del servicio militar y debía reincorporarse a su trabajo en una gasolinera, pero lo habían trasladado a León.
Empezaron poco a poco, con un invernadero para probar y les gustó. «Lo más difícil es que empezamos de cero, mi hermano trabajaba fuera y yo a jornada completa en la explotación. Dividíamos su sueldo, más la mitad de lo que sacabamos aquí entre los dos y el resto lo invertíamos, esa fue la única manera», recuerda Fernández. También fueron necesarios créditos, ayudas del plan de mejora o más recientemente, las del Camín Real de la Mesa que da los fondos Leader. Fue un proceso muy largo de crecimiento.De hecho, lo han estado haciendo casi hasta ahora. «Llevamos unos 5 años que nos mantenemos o tenemos un crecimiento mínimo», apunta.
Al poco de poner los invernaderos comenzaron a hacer ellos mismos la planta, «vimos que tenía salida, que había demanda y que no había mucha gente que se dedicaba a hacer planta en ese momento», señala. Una decisión que fue un acierto y que los ha llevado, en parte, a lo que son hoy en día. «Tenemos una hectárea y media de vivero y otra hectárea y media dedicada a producción», resalta, en la que producen principalmente tomate, lechuga y en temporada fréjol y coles. «Este año fue regular, pero debimos sacar en torno a los 120.000 kilos de tomate y en cuanto a las lechugas plantamos entre 5.000 y 6.000 semanales para producción», expone.
Un negocio del que viven en total 24 personas, entre producción, tienda o repartidores y que según afirma Fernández «probablemente seamos la primera o segunda empresa que más empleo genera de todo Candamo». Además, es un sector que no contamina por lo que su aportación a la zona es muy positiva, más si tenemos en cuenta la tienda que abrieron, hace unos 8 años, en la que ofrecen desde alimentos que provienen del campo hasta diferentes productos para el hogar.
Para Fernández las cosas han cambiado mucho desde los comienzos en los que su hermano y él solo contaban con la ayuda de su madre. «Ahora desde la comunidad europea se dictan muchas normas, se legisla más de la cuenta y se complican mucho las cosas porque al final somos agricultores, no tenemos un master en economía. Hay que cubrir, el libro de explotación, sanidad vegetal, es mucho», lamenta. De hecho, «para la gente joven que quiera empezar lo veo complicado». Recuerda que «cuando empezamos tenías asesoramiento de un ingeniero agrónomo que ponía la consejería, te visitaba una vez al mes y te enseñaba como usar los productos. Ahora estás obligado a tener un técnico propio si pasas de 5.000 metros cuadrados de invernadero».
Durante estos años «mi hermano y yo le dedicamos la vida a este negocio, jornadas de 12 o 14 horas», afirma, por eso confía en que la generación que viene continúe con el proyecto y a más corto plazo tienen idea de modernizar, más que aumentar, el vivero. «Tenemos dos proyectos en marcha de quitar invernaderos viejos y montar uno moderno que tiene control de clima, pantalla térmica y calefacción», concluye.