VERÓNICA LÓPEZ. OBRADOR SIN GLUTEN. VILLANUEVA (SANTO ADRIANO) – 134 HABITANTES
Cambio radical. Después de más de 15 años trabajando como agente de viajes, un pequeño problema de salud llevó a Verónica López a indagar en otras maneras de hacer pan hasta tener su propio obrador

MARÍA AGRA

Verónica López (Madrid, 1978) tuvo su primer contacto con la elaboración de pan hace diez años. Un pequeño problema de salud (nada importante) le hizo comenzar a tomar conciencia sobre lo que comía y de qué manera estaba elaborado y, sin saberlo, en aquel momento se empezó a germinar lo que años más tarde se convertiría en su futuro profesional. «Empecé a darle una vuelta a todo y lo que no me convencía lo hacía en casa», cuenta. Gracias a lo que otros panaderos colgaban en internet empezó a formarse de manera autodidacta en la elaboración de pan convencional (con gluten), de tal forma que tuviera «ese aporte nutricional que había tenido siempre y que careciera de ingredientes como el azúcar, que yo no entendía muy bien qué hacían en el pan».

Pero es que además Nacho, su pareja, es celíaco, por lo que «hacer el pan ya no era sólo hacerlo, era luego dejar el horno y todas las instalaciones como te las habías encontrado antes para evitar la contaminación cruzada». Así fue como se lanzó a indagar hasta encontrar una receta para hacer pan sin gluten y que les satisficiera a ambos. En paralelo, iba surgiendo en ella (y en su pareja) la necesidad de un cambio en su vida que, tras mucho tiempo masticándolo, se pudo materializar gracias a la pandemia. «Nos metieron en casa y me dije ‘esta es la nuestra’». Se formó de manera online para avalar y complementar lo que había aprendido de manera autodidacta y, más tarde, se apuntó a una academia. Venía de más de 15 años trabajando como agente de viajes, pero «el cuerpo me pedía irme a una zona rural y emprender allí haciendo lo que más me gusta, que era el pan», afirma.

Fue en julio del año pasado cuando abrió el obrador en Villanueva, la capital de Santo Adriano, donde asegura que «nunca hemos tenido la sensación de que viniéramos de fuera». Asturias ya le gustaba, ya que apenas había cumplido 11 años cuando lo visitó por primera vez con sus padres y se quedó «muy impactada», pero el apoyo que recibió tanto por parte del Ayuntamiento de Santo Adriano, sobre todo con su agente de Desarrollo Local, como por parte de los vecinos superó todas sus expectativas. «Antes de haber pisado el local y en pleno cierre perimetral entre comunidades autónomas, ya estaba en marcha la reunión con una arquitecta para el contrato y un equipo de personas para valorar la posible obra que pudiera necesitar», recuerda Verónica, inmensamente agradecida. Sólo hubo un momento complicado. Y es que «si hay algo que te puede hacer tirar la toalla», señala Verónica, «es la mole de la burocracia». El apoyo de familiares, amigos y vecinos fue fundamental para seguir adelante. Sobre todo, en un momento en el que «ya estaban empezando a subir los precios de todo».

Su proceso de elaboración del pan sigue la misma técnica que se empleaba antaño: procesos de fermentación largos (en torno a 24 horas) e ingredientes ecológicos (para que estuviesen lo menos manipulados posibles) y de cercanía, como la harina de algarroba. Como es un obrador online, reparten a través de mensajería y centros asociados en diferentes poblaciones de toda la península a las que la gente puede ir a recoger el pan. Su producción, por ahora, se sitúa en una media de aproximadamente 600 piezas al mes, que espera ir acompañando pronto de algo de repostería.