VERÓNICA LEDO ÁLVAREZ – ANLEO (NAVIA) – 511 HABITANTES
Manchas verdes. Acrílico u óleo, la pintura de Verónica Ledo captura Asturias y honra sus colores. La artista imparte talleres en varias escuelas rurales del occidente, el lugar desde el que aprendió a mirar

ÁNGELA RODRÍGUEZ

Dicen que el color verde representa la frescura, la renovación, la vida. Y en Asturias lo entendemos bien. Los paisajes de la región acompañan siempre a Verónica Ledo Álvarez, desde que era aquella joven que estudiaba la licenciatura de Bellas Artes en Salamanca. «Estoy obsesionada con el paisaje asturiano. En el último año de carrera me dediqué solo a pintar paisajes de Asturias. Venía, cogía fotos y me las llevaba para pintar», apunta Ledo, artista plástica especializada en pintura.

Creció viendo dibujar a su madre en su casa de Anleo, donde desde hace unos cinco años ubicó su taller. Al finalizar la licenciatura, Ledo se trasladó a Barcelona para cursar el postgrado en arteterapia, algo que –reconoce– la nutrió personalmente. Su pensamiento seguía en los paisajes asturianos, así que volvió y trabajó un par de años en el sector hostelero, hasta que se decidió. «Quería intentarlo a toda costa», afirma Ledo.

Desde hace tres años, imparte talleres extraescolares en el Colegio Rural Agrupado Álvaro Delgado, que comprende las escuelas valdesanas de Otur, Moanes, Barcia y Cadavedo. «Me gusta enseñar y estoy muy contenta de estar en este tipo de colegio. Me gusta llevarles el arte al pueblo, el entorno en el que yo también vivo. Me siento afortunada de poder dedicarme a esto desde aquí». La pandemia complicó la situación en los colegios, pero a esta autónoma de treinta años no le faltaron alumnos. Y es que en un pequeño local de Navia, enseña también a coger los pinceles. Este año cuenta con dos grupos de pintura de siete a quince años, dos grupos de adultos, y un taller experimental para los niños de tres y cuatro años.

«Me gusta ofrecerles un espacio en el que no se juzgue, en el que puedan dejar lo que quieran sacar, que prueben, que experimenten, que disfruten del proceso. Eso todo lo aprendí de la arteterapia». Siendo así, no es de extrañar que, aun con un proyecto relativamente reciente y una disciplina generalmente minoritaria en el rural, Ledo pase ya de los treinta alumnos en Navia.
Enamorada de los paisajes, del rural y del verde, no le da miedo enfrentarse al lienzo en blanco. «Cuando pinto un cuadro me dejo llevar, no pienso, me acuerdo de los colores que tenía esa montaña y la pinto. Para paisaje empiezo en lienzo en blanco, así no me delimito a los colores que estoy viendo. Porque me apasiona mezclar y hacer colores», comenta Ledo, que pinta en acrílico y en óleo. Su última exposición, ‘Pouso’, de unas quince obras, fue acogida, el pasado marzo, por la sala de arte de la Fundación Álvargonzález en Gijón. Pero no todo en la vida es de color verde. «En las ilustraciones plasmo lo que me preocupa, lo que me agobia. Tiro más de figuración, dibujo personas sin cabeza porque no les quiero dar identidad», señala la artista, que además crea sus propios diseños textiles. «Empecé haciendo encargos de camisetas pintadas a mano personalizadas. Ahora estoy orientada a sacar mis propios diseños en camisetas, sudaderas y tote bags. Todo ropa orgánica. La verdad que está funcionando muy bien, y los encargos de láminas también».

Pintura mural, pequeñas esculturas, textil, ilustraciones, cuadros… las manos de Ledo son de esas que no pueden dejar de construir. El paisaje occidental asturiano tiene cronista para rato.