TAXI AL PARAÍSO. BEZANES (CASO) – 136 HABITANTES
Rafael Fernández lo tiene claro: «Me gusta Bezanes y quiero quedarme aquí». El pueblo es ganadero y muy montañero, así que él lo tuvo claro: apartamentos rurales y diversificación, no esperar a que el cliente venga por arte de magia. Él les lleva al paraíso en tren

OCTAVIO VILLA

No, no es un tractor. Es un tren. Homologado. Un tren de montaña que hoy por hoy es el único transporte motorizado en el que los visitantes del Parque Natural de Redes pueden subir legalmente a la vega de Brañagallones, ese espacio mágico en el centro de nuestras montañas.

El artífice de esta iniciativa es Rafael Fernández, un casín emprendedor y activo, que busca al cliente y le ofrece mucho más que solo alojamiento en sus apartamentos rurales de Bezanes, «pensados para el tipo de usuarios que vienen aquí, muy principalmente a hacer rutas de montaña, que lo que quieren luego es tener un lugar muy acogedor y cómodo». Quienes van a Bezanes quieren subir a la vega de Brañagallones en un porcentaje abrumador. Y hasta 1998 lo podían hacer en sus coches particulares. Llegar a ese enorme circo entre montañas y encontrárselo lleno de coches era común hasta entonces, pese a que la pista nunca fue demasiado apta para nada que no fuera, al menos, un todoterreno medio. El Plan de Uso y Gestión limitó los accesos en vehículo a los autorizados para usos ganaderos, de servicio a lo que hoy es el refugio y a la empresa de Rafael, que ya entonces comenzó a subir a los clientes en los Land Rover con los que contaba a final de siglo.

Durante casi dos décadas se fueron sucediendo todoterrenos en la empresa de Rafael, pero el último cambio ha sido a mucho mejor. El tren, específicamente diseñado y ejecutado por ACR Metal Laviana, ha sido merecedor del apoyo del programa ‘Entama’ de EdP, que apuesta por iniciativas innovadoras, disruptivas y generadoras de empleo en el entorno rural.

El tren, cuya cabeza es un tractor Seme 100 Euro5 de 4 litros, muy poco contaminante, tiene un vagón con capacidad para diecinueve pasajeros, más del doble que el mayor de los todoterrenos. Su ventaja es su maniobrabilidad y las insuperables cualidades de todo terreno del tractor, así como el cómodo diseño de la zona de viajeros. Rafael se pasa los once kilómetros que separan Bezanes de Brañagallones explicando todo lo que se ve… y lo que no se ve del entorno, que se inicia en un bosque de castaño y sube hasta la zona de hayedo, en el reino del rebeco y el lobo, si bien el oso pardo opta a la corona: «Sí, en cosa de un año o dos entrará alguna osa en la zona y se instalará», indican Rafael y José Antonio.

Como buen diversificador, Rafael busca negocio no solo para él, sino para todo su entorno. Es un convencido de que «una asignatura pendiente de Asturias es desarrollar los recursos de Tarna, que tiene grandes atractivos tanto en la vertiente asturiana como en la leonesa. Aquí siempre hubo esquí, y en el entorno de los picos Remelendi y El Abedular hay zonas muy amplias para el esquí de travesía, muy seguras frente a los aludes, igual que en Los Mampodres, en el lado leonés. Si esta carretera la limpiasen y la arreglasen solo un poco…». Su buen amigo José Antonio Prado, personaje popular donde los haya en Caso y Sobrescobio y actual responsable del refugio de Brañagallones, anota: «Sí, y ahora que se ha aprobado el uso lúdico de los pantanos, falta que en Tanes se apruebe el embarcadero», una apuesta por los deportes acuáticos en uno de los paisajes más imponentes de Asturias en la que los vecinos de todo Caso tienen puestas grandes esperanzas.

Más actividades podrían ser «el descenso por el río Monasterio», visitas etnográficas y de observación de la riqueza natural, conocimiento de los diversos hábitats de la fauna, muy rica en una montaña en la que «el refugio de Brañagallones se creó inicialmente para dar servicio a quienes venían a la caza del rebeco», en otros tiempos en los que no había «el exceso de cuidado que hay hoy» ni, en un discurso que se escucha en casi todo el territorio rural asturiano, «la burocracia y las limitaciones que frenan mucho el desarrollo económico».