SERGIO SERONERO. HIDROMIEL ZÁNGANA. VILLANUEVA (SANTO ADRIANO) – 134 HABITANTES
Historia y tradición. Tres estudiantes de Ingeniería Química con ganas de emprender aprovecharon el tirón de ‘Juego de Tronos’ en 2016 para producir hidromiel, la bebida fermentada más antigua de la historia

MARÍA AGRA

En plena carrera de Ingeniería Química en la Universidad de Oviedo, a Sergio Seronero, Samuel Marqués y Óscar Álvarez, tres amigos y compañeros de clase, les entró el gusanillo de emprender. Empezaron a hacer cábalas para ver qué sectores les interesaban y Seronero detectó rápidamente una inclinación por el sector agroalimentario, ya que «todo el tema de la fermentación tiene cierto desarrollo con la química». Como el mundo de las cervezas estaba ya muy masificado, decidieron lanzarse con el hidromiel, un producto conocido por ser la bebida alcohólica más antigua de la historia y que en aquel momento estaba dándose a conocer en Estados Unidos por series como ‘Juego de Tronos’ o ‘Vikingos’. «Tuvimos esa idea y empezamos a hacer pruebas en casa», cuenta.

De aquella era 2016. No fue hasta 2019 cuando sacaron su primer producto, la variedad Original. Lo primero que hicieron fue diferenciarlo del resto utilizando ingredientes de origen 100% nacional (mieles de España y levaduras seleccionadas) y gasificando el producto en botella. «El hidromiel tradicional, históricamente, es una bebida de alta graduación parecida a un vino dulce, así que decidimos adaptarlo al público actual acercándolo un poco más a un refresco alcohólico, algo muy parecido a una cerveza en cuanto a formato, pero que fuese más ligero y con la ventaja de que no tiene gluten, con lo cual no hincha tanto como la cebada», explica Sergio.

 

Desde entonces han ido sacando diversas variedades hasta alcanzar los seis sabores que comercializan hoy (Original, Primavera, Asturiana, Ecológica, Especiada y Frutos Rojos) y han obtenido dos importantes certificados de calidad en sus productos: la certificación de Alimentos del Paraíso Natural en la variedad Zángana Asturiana (que utiliza miel 100% asturiana), y la certificación en el Consejo de la Producción Agraria Ecológica del Principado de Asturias (Copae) en la variedad Zángana Ecológica. Esto les ha permitido dar, este año, uno de los grandes pasos de su todavía corta trayectoria abriéndose al mercado internacional. «Hemos empezado a vender en Países Bajos y estamos intentando abrirnos a otros países como Alemania. Principalmente, de ahí para arriba, que es donde históricamente hubo más consumo y el hidromiel se mantuvo más en el tiempo», señala.

Toda la producción, que actualmente se sitúa entre los 3.000 y 4.000 litros de al mes, la llevan a cabo en un local ubicado en el Centro de Empresas de Villanueva, localidad del concejo de Santo Adriano. La razón de asentarse en el mundo rural fue que «estábamos buscando locales que encajasen en la medida de nuestras posibilidades económicas y encontramos este, que no necesitaba adecuación porque aquí ya había un chico que hacía cerveza, así que tuvimos esa ventaja y nos ahorramos adecuar una planta como ésta», relata Seronero. Pero también les atrajo mucho la localización. «Al final estamos en plena naturaleza y el agua que utilizamos viene directamente de la captación de un manantial de Quirós, por lo que tiene mucha calidad». El único problema es el transporte, ya que «aquí dependes de que cuadre ruta ese día o que haya pedidos suficientes». Eso sí, asegura que la demanda no ha dejado de crecer. «Es un producto que cuesta mucho introducir en el mercado, pero una vez que la gente lo prueba gusta mucho».