SEMILLEROS BONIELLES – BONIELLES (LLANERA) – 48 HABITANTES
Saber evolucionar. Semilleros Bonielles nació hace 30 años con un invernadero de hortalizas. Ahora cuenta con trece y vende planta hortícola, árboles frutales y flor de temporada
MARÍA JARDÓN
Hace 30 años que María José Fuente y su marido decidieron poner en marcha un pequeño invernadero en el que plantaban lechugas, tomates, pimientos… En general, todo lo que tenía que ver con la huerta. Su producción la comercializaban en fruterías y pequeñas tiendas en Oviedo, donde incluso contaban con una propia para dar salida a sus productos. A día de hoy, esa pequeña plantación se ha convertido en unos 5.500 metros cuadrados de superficie con 13 invernaderos, y da trabajo a seis personas fijas y dos o tres empleados más en épocas de alta demanda.
Además de trabajo y constancia, otra de las claves del éxito de este negocio familiar que actualmente distribuye por toda Asturias e incluso León, fue saber evolucionar. «Hará como unos 18 años empezamos con el tema del vivero, a producir planta hortícola y hacer nosotros los semilleros», explica Erik Martínez, hijo de los emprendedores y que lleva años trabajando con ellos en el vivero. Una evolución motivada por un «cúmulo de circunstancias», señala, «fue desapareciendo el pequeño comercio, donde comercializamos el producto y empezó a ser todo a través de grandes superficies que fijaban ellas el precio. Eso implica márgenes muy justos, la desaparición de la pequeña tienda de Oviedo y Gijón y la caída de esos precios nos llevaron a darle un giro al negocio y a empezar con los semilleros, que no tienen nada que ver, es otro mundo».
En estos momentos tienen tres líneas claras de negocio: venden planta hortícola, lo que es el semillero; comercializan árboles frutales y también trabajan la flor de temporada como geranio o petunia. «Hace 7 u 8 años empezamos a trabajar con flores y cada vez producimos más, estamos muy contentos por ese lado», resalta.
Todo el producto lo comercializan personalmente a través de tiendas agrarias, cooperativas yen venta directa a los particulares que se acercan a las instalaciones a hacer sus compras. «Tenemos tres camiones y salimos a repartir todo personalmente», afirma Martínez. Además de los «tres empleos de casa», cuentan con otros tres empleados fijos y en temporada llegan a ser 8 o 9 trabajadores. «La temporada fuerte va desde diciembre que empiezas con el frutal, hasta agosto o septiembre, cuando acaba la temporada alta de la planta», explica. Y detalla «en diciembre empezamos a preparar frutal y vender, en enero y febrero empezamos a plantar las flores que se comercializarán en marzo y, a partir de ese mes la gente ya empieza a preparar huertas». Un trabajo que «nunca es monótono» y que le da la posibilidad de vivir en el medio rural, algo que «personalmente me aporta todo», señala Martínez. «Siempre he querido vivir aquí donde me crié, es lo que más me gusta, haber podido formar aquí mi familia y no tener que irme a Madrid o a otro sitio». Aún así, reconoce que no es un camino fácil, principalmente para las personas que quieran emprender ahora en el sector. «Haría falta tener un buen acceso a internet y ponen tantas trabas de papeleo que ¿quién va a querer dedicarse a esto? O lo mamas desde pequeño y te gusta o es imposible empezar de cero», lamenta, pese a que «son 30 años de trabajo de mis padres».
Afirma que «en este sector hubo un boom a raíz de la pandemia y todos los años vas creciendo un poco», pero de cara al futuro, en su caso, más que crecer el objetivo «es consolidarse, todos los años intentar hacer alguna cosa nueva, diferente a la competencia». Aún así, reconoce que «si el negocio nos pide, crecer estamos preparados, tenemos terreno», de la misma manera que este año ampliaron con un invernadero más.