ROSANA FERNÁNDEZ GONZÁLEZ. ALCALDESA DE COAÑA – 3.317 HABITANTES
«Me duele que en los presupuestos del Principado para 2025 no haya un euro para los castros de Coaña»
«Coaña es el gran desconocido del noroccidente», le espeta a uno Rosana González apenas se llega en una mañana de diciembre, fría y luminosa, al Ayuntamiento coañés. Y no se puede sino estar de acuerdo. Porque «se habla de Navia, se habla de Tapia, de Luarca, pero no de nosotros, cuando en realidad lo que vemos es que día a día la gente de la zona muestra su interés por asentar su familia en este concejo, o en tener aquí su segunda vivienda». Por algo será. Coaña tiene un gran parque industrial, con buena ocupación. Tiene el hospital de referencia del noroccidente en Jarrio –por más que a la alcaldesa le parezca que su dotación de medios técnicos y humanos debe reforzarse–, tiene una costa privilegiada, unos montes madereros y ganaderos que ofrecen algunas de las mejores vistas de la zona, tiene una espectacular biblioteca en Ortiguera, donde un faro hermoso constituye todo un reclamo turístico excelentemente complementado por la deliciosa excentricidad de contar en Ferpel Gastronómico con un restaurante que no desmerecería de la milla de oro de Madrid o Barcelona, gracias al incansable creador Elio Fernández («¡Mi Elio! ¡Ójala tuviésemos diez como él!, exclama la alcaldesa).
Rosana González, nacida en Cartavio de una familia en la que el padre fue un marinero de altura que acabó trabajando en Ence por amor a su esposa e hijas, es diplomada en Trabajo Social y técnico especialista en Educación Infantil. Ha trabajado como técnico de inserción sociolaboral y más tarde desempeñó el perfil de agente de empleo y desarrollo local. Así que, cuando Salvador Méndez le propuso entrar en política, era una clara opción a sucederle como alcalde, aunque ella no lo supiera entonces.
– Dice usted que Coaña vive un buen momento. ¿Por qué?
– En 2008 la crisis inmobiliaria paralizó a determinados promotores. Hoy están volviendo a interesarse por las bolsas de suelo que tenemos disponibles para desarrollarlas. Hay gestiones bastante avanzadas, porque hay falta de vivienda en el concejo y en la comarca, tanto para alquiler como para compra. Y aquí se vive muy bien.
– ¿Mejor que en Avilés, Gijón u Oviedo?
– A ver. Hay gente que viene a trabajar desde Avilés todos los días, y estoy segura de que viviría mejor aquí que en La Luz. O la secretaria municipal que tenemos, una habilitada nacional, va y viene todos los días a Oviedo.
– Por cierto, ¿cuántos secretarios municipales lleva?
– ¿Desde que estoy de alcaldesa? Cinco en seis años. Y he conocido alcaldes que en un año han tenido cuatro, lo que es un hándicap enorme para ser eficaces en los procedimientos y tramitaciones, porque cada vez que te llega un secretario son dos meses hasta que está informado de todo, incluso viniendo con la mejor actitud.
– Funcionalmente, Coaña y Navia trabajan para muchas cosas como un único concejo.
– Bueno, dependemos de Navia en el sector servicios, como en banca, comercio y otros, pero también es cierto que nos diferenciamos para bien y para mal. Por ejemplo, en las zonas altas del concejo nos falta conectividad efectiva, que permita el teletrabajo o la teleformación en cualquier punto. En la costa estamos bien, pero los vecinos de los pueblos altos, de todos ellos, también tienen derecho a tener servicios. Tienen tanto derecho los de Trelles o Las Mestas como los de Ortiguera.
El hospital de Jarrio
– Ustedes dependen de Navia, pero todo el noroccidente mira para Coaña por el hospital de Jarrio, pero últimamente sólo sale en titulares por las protestas.
– Y creo que somos demasiado resignados.
– Bueno, su partido celebra más reuniones en Jarrio que en Oviedo, apoyo no puede decir que le falte.
– Ójala hubiese más. Los vecinos del noroccidente somos muy prudentes y resignados, y cuando alzamos la voz es porque ya estamos pidiendo auxilio. Llevamos años pidiéndolo, aunque no todos, y la realidad sanitaria de esta comarca es que algo no se está haciendo bien. No es una cuestión de siglas, sino de tener una madre o un padre en casa que dependan de la sanidad pública. Con eso ya sabes lo que nos falta: anulaciones de citas, derivaciones a otros centros, falta de especialistas, tener que usar la sanidad privada porque estás asustada, con un diagnóstico no claro y con el tiempo jugando en tu contra. Tenemos graves dificultades para acceder a una primera consulta, para atención primaria y para más cosas que se veían venir y a las que no se dio solución.
– La veo muy indignada.
– Es que lo que hay encima de la mesa, ese decreto de fusión de áreas, no nos va a traer ninguna ventaja al noroccidente. Todo lo contrario. No hay voluntad de que Jarrio siga como hospital de referencia. Por este camino acabaremos siendo pocos vecinos y todos ancianos. Además, la gente ya se apunta a la picaresca, empadronándose en la zona centro para tener el HUCA o Cabueñes como hospital al que acudir.
– Además, dice que falta personal en Jarrio.
– Los profesionales deciden no apostar por jarrio, pero es que no se les incentiva para que vengan a la zona rural del noroccidente. En Coaña sí que tenemos bonificaciones para jóvenes menores de 35 años que construyan una vivienda, o para personas mayores que viven solas, o para quienes quieren rehabilitar una vivienda. Tenemos tasas e impuestos moderados, y pensamos en las personas que viven de la agraria, que no llega a 800 euros. Son personas con jubilaciones muy justas a las que desplazarse a Avilés a una consulta en el San Agustín les descuadra el mes.
– Según se sube por el Navia, la situación empeora. La As-12 es el claro ejemplo.
– Hay que mejorar los ejes vertebradores, las carreteras de titularidad autonómica, que están a la espera de que el Gobierno del Principado adopte medidas de mejora, que son sencillas, porque lo único que se está pidiendo es mejorar el firme, no el trazado. La carretera que pasa por delante del hospital y que comunica Medal o Cartavio, o la que viene a Coaña capital desde Jarrio por el interior. Son dos carreteras con mucho tránsito, no sólo de coches, sino de vehículos agrícolas pesados. Y la As-12, que debería ser un eje vertebrador de la comarca, ahora mismo es desvertebrador. Aunque también tengo que decir que en Coaña hemos conseguido mejoras en el trazado y hacernos con la titularidad de antiguos tramos, como en Trelles o en Meiro, que nos son muy útiles.
– Sí, el mayor problema es para los concejos río arriba…
– No puedo hablar por ellos, pero el problema mayor es el trazado que tiene y el tipo de carretera, que es peligrosa. Un vecino de Grandas de Salime tarda en llegar a su hospital de referencia actual más de una hora y cuarto o y veinte minutos. Y para la educación, también es un problema. Son las dos áreas que más preocupan y ocupan a cualquier gestor público.
Industria y formación
– El polígono industrial está casi con plena ocupación y muy bien comunicado. ¿Debe crecer?
– Lo primero es que el noroccidente necesita un centro de formación profesional para dar cobertura a las necesidades de personal cualificado que tienen las empresas de la comarca. Y con esas empresas somos muy afortunados, porque le dan a la comarca un tejido empresarial envidiable, que genera muchas oportunidades. Hace años teníamos en Coaña un centro referente en esa formación, con cursos de soldadura, informática, fontanería y otros. Pero hoy es una de las carencias más importantes de la comarca, estoy en ello y pelearé por un centro de formación ocupacional para la comarca.
– Coaña tiene varios castros. El icónico de El Castelón, el todavía no explotado de Mohías, y otros. ¿Infradesarrollados?
– Los expertos dicen que tenemos los castros más importantes de España y unos de los más importantes de Europa. Llevamos años reivindicando un plan de expansión y dinamización actualizado, porque los castros son un revulsivo para toda la comarca. Me duele que en los presupuestos del principado para 2025 no haya un euro para los castros de Coaña. Parece que volvemos otra vez a la situación de partida, y tenemos infrautilizado un recurso de primera magnitud.
SU LUGAR ESPECIAL
La playa de Torbas
Como casi todos los seres humanos, los alcaldes, y las alcaldesas, no dejan de llevar dentro de sí el niño que fueron. A Rosana González le sale de dentro esa pequeña cuando baja por las escaleras que conducen a la playa de Torbas, en la cercanía de su Cartavio natal. En la maravilla curva de cantos rodados, Rosana se transfigura y se anima a hacer sopas con piedras planas, con ganas de brincar, como cuando no hace tantos años bajaba, entonces sin escalera, desde la casa de sus padres recorriendo sendas entre pinares en bicicleta. La playa, hoy, tiene un pequeño aparcamiento que la generosidad de un vecino, que le deja al Ayuntamiento un prado colindante en verano, convierte en grande, pero pese a su incontestable belleza Torbas sigue siendo una de las grandes desconocidas del litoral occidental . e. c.