RDL TECH – EL PEVIDAL (SALAS) – 18 HABITANTES
Desde la braña se crea software para todo el mundo gracias a una conexión a internet y la apuesta de César Escolar, que defiende que «las telecomunicaciones son vitales»

BELÉN G. HIDALGO

Con la firma intención de ‘resetear’ su vida, el madrileño César Escolar apostó por reiniciar su proyecto vital en plena braña de El Pevidal, en Salas. Lo hizo sobre los cimientos de lo que en el pasado había sido una venta, en tierra de vaqueiros y cruce de arrieros. Desde este rincón, a poco más de 600 metros de altura, este ingeniero de telecomunicaciones diseña software en su empresa, RDL Tech, para firmas a un lado y otro del océano, como Inditex o supermercados latinoamericanos, pasando por revistas de universidades como la San Pablo CEU. «Apostamos por Salas porque iba a pasar la autovía», confiesa, con una ironía por la deriva de una infraestructura que, ocho años más tarde, sigue sin entrar en servicio. «No sabíamos dónde nos metíamos, pero acertamos. Volveríamos a elegir Salas, sin duda.».

Como castellano, asegura que echa en falta más horas de sol. Eso y vecinos. Sobre todo, jóvenes. «La despoblación es un handicap», sentencia Escolar. Y se explica. «Mi hijo, Vicente, tiene nueve años y metros y metros para jugar, pero apenas tiene con quien».

Pero no solo afecta al benjamín. Escolar no logra mano de obra titulada para su empresa. «No hay alternativas para la gente joven. La tecnología aquí no tiene formación que posibilite su emprendimiento», demanda el empresario, que defiende que emprender en el mundo rural no debe ser solo iniciar una actividad relacionada con el campo.

«Las administraciones tienen que entender que mantener una actividad en el mundo rural es igual de complejo que intentar sacar adelante una ganadería en plena ciudad», sentenció. «Esto es una carrera de obstáculos», dice sin titubeos Escolar sobre la aventura empresarial.

Y no le faltan ejemplos. Cuando nieva –cuenta– las máquinas limpian la carretera de La Espina, pero no llegan hasta El Pevidal. «Ahora, como no hay recogida de leche, pues no se limpia», critica, enfatizando la importancia de mantener actividad en el mundo rural para que este aguante el pulso.

Otra asignatura pendiente son las telecomunicaciones. Sobreviven enganchados al 4G. «Con muy poca inversión se puede dotar de conexión a los pueblos y garantizar ese servicio a los vecinos y empresarios», defiende, con la mirada clavada en el repetidor de El Courio. Y tira de testimonio para apoyar su tesis. «Un vecino me contó que en Alcedo, cuando se hizo el embalse, el puente se quedó sumergido. Los vecinos lo cambiaron por un teléfono, porque así podían llamar al médico o al veterinario si había una urgencia. Lo mismo sucede con las telecomunicaciones. Antes y ahora. Son fundamentales», argumenta.

En un cruce de miradas con su mujer, Ana García, Escolar reconoce que cuando ‘resetearon’ su vida no pensaron nada más que en el trabajo. «Vicente tenía solo un año. Ni pensábamos en el colegio, en el pediatra…», cuentan, entre risas. «Los servicios en Salas son muy buenos. Lo tenemos todo aquí al lado», destacan ambos. Ahora bien, ninguno pierde de vista que situarse por debajo de 5.000 habitantes supone avanzar hacia una posición de ‘jaque mate’ en el concejo. «Eso sí nos angustia un poco».