PODOLOGÍA F. DIAZ – VILLA DE COLUNGA (COLUNGA) – 1.167 HABITANTES
Podología para todos. Lucía Fernández quiso acercar sus servicios a los vecinos de Colunga y abrió su clínica el pasado noviembre, con repertorio de terapias tan amplio como en la ciudad

MARÍA JARDÓN

Lucía Fernández lo tiene claro, «si no apostamos por los pueblos se mueren». Este fue uno de los principales motivos que la llevó a «lanzarse a la piscina» y poner en marcha Podología F. Díaz en Colunga, a principios de noviembre del año pasado.

Esta joven ovetense veraneó toda su vida en Lastres. «En cuanto daban las vacaciones teníamos las maletas en la puerta», recuerda. «Nos veníamos aquí los tres meses de verano, hasta que empezábamos al colegio otra vez», algo que siempre la ha tenido muy unida a la zona.

Cuando terminó la carrera en Oviedo empezó un trabajo a media jornada y se fue dando cuenta de que la gente se interesaba por su profesión porque «aquí no había nada de podología, a todo el que preguntaba me decía que tenía que ir a la Villa, a Ribadesella, a Llanes o incluso a Oviedo», apunta. Eso fue lo que la acabó de animar para poner en marcha su propio negocio. La idea empezó a surgir en ella con veintidós años, algo que jugó a su favor, ya que pensó, «soy joven, tengo tiempo si me equivoco a recuperarme de sobra».

Lo más difícil del comienzo fue sin duda «el año y siete meses que tuve que esperar entre obras y permisos, eso fue una auténtica montaña rusa», lamenta. Sin embargo, destaca que la acogida de los vecinos fue muy buena a pesar de que es una profesión muy desconocida, «estoy dando a conocer la profesión, porque tienen en la cabeza que eres el callista de hace muchos años», explica. En su caso, además de los servicios de podología básica, lo que se conoce como quiropodia, realiza plantillas, estudios de pisada, alteraciones de la marcha, está especializada en niños y también puede realizar cirugías. «No se haría aquí, pero tenemos los hospitales privados que nos dan esa opción», aclara.

Por el momento, la mayoría de sus clientes son de Colunga, aunque también tiene alguno de Lastres o Ribadesella y, durante los meses de verano, nota mucho la gente que tiene segundas residencias en la zona. «Tengo algún niño, gente joven y deportistas, pero el grueso de mis clientes es gente mayor», señala, algo que no es de extrañar al ser un sitio que «estaba yendo a menos, es una población muy envejecida», lamenta.

Desde el punto de vista de Fernández, su clínica de podología es «un servicio más», algo que es muy importante en localidades como Colunga. El confinamiento y la covid «hicieron que se valorara tener una casa en un pueblo, muchos prefieren vivir aquí que en un piso y ahora que está la gente volviendo al pueblo, si no hay ciertos servicios, se quedan en las ciudades», reflexiona.

Desde que abrió las puertas de la podología vive en Lastres con su abuela, pues «me aporta mucha calma y tranquilidad levantarme y ver el mar», resalta. Para ella son muchas las ventajas que tiene la vida rural, entre ellas que todo el mundo te conozca y sepa quien eres, «mi abuelo era médico en Colunga, Lastres y Caravia, así que para mucha gente soy la nieta de Don Faustino, el médico», ríe.

Cree que para que más gente se anime a emprender en el entorno rural harían falta más ayudas: «No es que te pongan impedimentos, pero tampoco lo facilitan». Y destaca que sería necesario «acortar tiempos y apoyar a la gente joven que quiera emprender». Ella lo ha conseguido y ahora toca estabilizarse y darse a conocer, «asentar bien esto, que funcione», indica. Cuando lo consiga ya tiene en mente un nuevo sueño por cumplir: «Es una zona en la que se hacen muchas carreras de montaña, me gustaría ir colaborando con ellos poco a poco y hacerme un hueco», concluye.