PAZ GONZÁLEZ MESA. TEJEDORA E HILANDERA  – PUERMA (LAS REGUERAS) – 29 HABITANTES
Telar. Diplomada en empresariales y funcionaria durante doce años, abandonó la administración para profesionalizarse como artesana en la casa de aldea donde comparte algo más que un modo de vida

PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA

Paz González Mesa y su compañero Xandru González sonríen con franqueza e ironía al escuchar la palabra ‘neorrurales’. Viven desde hace veinte años en una antigua casa de colonos campesinos de Puerma (Las Regueras), rehabilitada y acondicionada con sus propias manos, al igual que el mobiliario tradicional con el que la han ido haciendo suyo poco a poco y prácticamente todo lo que les rodea para su uso cotidiano, desde los tres hórreos –dos del siglo XVIII y uno del XVI– hasta el pisón donde muelen la harina de la escanda que cultivan. Elaboran pan en un horno de leña, sidra en el llagar, ‘queisu’ de afuega’l pitu o conservas de los productos que crecen en la huerta para su autoconsumo.

«No somos ningunos friquis del ‘háztelo tú mismo’, aprovechamos los recursos que tenemos haciendo uso de ellos y conservándolos, como siempre se hizo en los pueblos», apunta él. Los dos nacieron y se criaron en ese entorno: Xandru en Maeza (Salas), estudió en la Escuela de Hostelería de Gijón y trabaja como cocinero en un comedor escolar de Grao. Paz en Les Caldes (Oviedo), cursó Empresariales y tras doce años como funcionaria interina, en septiembre abandonaba su empleo en la administración para profesionalizarse como tejedora artesana. «Llevo años formándome en técnicas y fases del proceso, desde el lavado de la lana al hilado o los tintes naturales. Impartí aquí ‘debaxo l’horru’ varios talleres, que tuvieron mucho éxito. Ahora preparo el plan de empresa, voy a acogerme a una ayuda Leader para arrancar. Mi idea es establecer canales de comercialización con una tienda ‘online’ y asistiendo a ferias», desvela. La materia prima la obtiene del pequeño rebaño de oveyas xaldas que crían y de la lana que le cede un vecino con una cabaña mayor: «Cuando tosquila me avisa y siempre dice que cuanto más lleve menos pa tirar. El precio de la lana es alto, pero aquí se tira o se regala». No es lo único. «Los tres hórreos que tenemos llegaron así. ¡La xente regala hórreos del siglo XVIII en Asturies!, ‘¡Ye cómo pa facéselo mirar!», plantea entre risas.

Dentro de la casa cuelgan distintos reconocimientos a la pareja: el de Regueranos 2017, «por su filosofía de vida, modelo rural» o el que la eligió a ella en 2020 ‘Muyer del Añu de Les Regueres’.

Recientemente Amigos de los Hórreos los premiaba por el que rehabilitaron del siglo XVI. «Se agradecen porque son de asociaciones vecinales, pero quedas un poco planchada. Te dan un premio por algo que debería ser lo normal, que la gente cuide de su patrimonio», reflexiona. Su ‘filosofía de vida’ la exponen ambos con claridad: «El liberalismo nos dice que la ciudad es zona de oportunidades, yo pienso que son los pueblos, aquí hay recursos para explotar nosotros directamente y usarlos en casa: la huerta, el monte, los mismos vecinos son recursos. Hay que venir no para tener una segunda residencia y estar aislado, para vivir en el terreno y de él», defiende Xandru. Paz coincide: «Para que tenga futuro lo primero es que la administración apueste por cuidar el campo y a su gente. Y falta sobre todo cultura del mundo rural, mostrar unas posibilidades que hoy se dejan perder y que generarían riqueza», opina.