LUIS MIGUEL ÁLVAREZ BOBES. NÚCLEO ZOOLÓGICO TUERNES EL PEQUEÑO – TUERNES (LLANERA) – 133 HABITANTES
De tres ovejas a un zoo. En 2010, Luis Miguel Álvarez empezó a incorporar animales exóticos a su finca hasta tener más de 200 ejemplares de 23 especies, entre los que destacan el búfalo y los dromedarios

MARÍA AGRA

Para Luis Miguel Álvarez Bobes, el gran sueño de su vida siempre fue tener un dromedario. Consciente de que no era tarea fácil, pero decidido a poner todo su empeño para lograrlo, lo que en 2010 empezó siendo una finca –en la que vive– con tres ovejas y una cabra, hoy en día se ha convertido en el Núcleo Zoológico Tuernes el Pequeño, un atractivo turístico ubicado en la localidad homónima del concejo de Llanera que cuenta con más de 200 animales y un total de 23 especies. Los primeros en llegar fueron tres alpacas, «dos hembras y un macho que, desde entonces, no han dejado de agrandar la familia», cuenta Luis, a escasos metros de Covadonga, una alpaca de tan sólo una semana que «es igual que su bisabuela, la primera que tuvimos».

No fue hasta 2018 cuando lo profesionalizó, a raíz de «un domingo que estaba aquí y vi que tenía la casa llena de gente, así que decidí empezar a abrir al público los domingos», recuerda. «Al principio venían cuatro coches y, cuando me di cuenta, tuve que abrir el prao para que aparcasen porque no entraban todos». Pero cuando más creció el Núcleo Zoológico de Tuernes fue en 2020, en plena pandemia. «Como estábamos encerrados y no teníamos visitas, aprovechamos para hacer la nave, los cercados y traer más animales». En ese momento, indica con especial ilusión, «llegaron los dromedarios», ‘Tután’ y ‘Faraona’, que se unieron a la ristra de animales que ya tenía: vacas africanas (watusis), emús, alpacas, ponis, burros, cabras y ovejas enanas, conejos enanos, mofetas, pavos reales, cobayas, un puercoespín africano y un búfalo bastante dócil «al que los críos se pueden montar».

Como es normal cuando uno trae animales exóticos, le preocupaba su adaptación al clima de Asturias, pero «con la ayuda y los consejos de los veterinarios, que te van guiando, nunca ha habido ningún problema», anota. Más bien todo lo contrario, ya que empezó él solo y ahora son ya siete personas para gestionar las visitas. Durante la semana sólo abren para grupos, normalmente colegios, guarderías o residencias de ancianos, y reservan los fines de semana para las familias. La gran atracción, sin duda, es la cercanía que niños y mayores pueden tener con los animales. «Las vacas llaman mucho la atención por los cuernos, y también el búfalo, pero lo que más impresiona a la gente es que los animales vengan de un silbido o que se pongan delante para que les den una caricia», relata Luis.

Como lo hace todo por amor a los animales, las visitas son con la voluntad. «Ponemos una urna para que la gente deposite lo que quiera y nunca miramos si dejan o no», apunta. Todo lo que se recauda «va íntegro para los animales, aunque lógicamente no llega», por lo que no le queda otra que invertir también el sueldo que obtiene de su trabajo.

Con la mirada puesta en el futuro, Luis tiene claro cuáles son los siguientes animales que tratará de incorporar a su finca: «Suricatas, zorros fennec, capibaras y unos renos», revela. Lo único que echa en falta y que «agradecería enormemente» es que el Ayuntamiento de Llanera les ayudase un poco más. Sobre todo, porque su proyecto ha logrado situar Tuernes el Pequeño en el mapa. Sólo con la actividad de Navidad, en la que llevan a un príncipe Aliatar para que los más pequeños le entreguen su carta de deseos y visiten la cuadra «donde están todos los animales como si fuese el establo real», ha pasado de recibir 1.600 personas en 2020, a tener 2.600 visitas en 2021 y 4.600 el año pasado.