MIMOSA CAFÉ LANAR – CARRIÓ (CARREÑO) – 121 HABITANTES
Lana asturiana. Laura Menéndez acaba de poner en marcha su propia marca, Cottagecore, hecha con la lana de la raza de oveja xalda asturiana

MARÍA JARDÓN

Siempre tuvo un «apego y una necesidad de estar en el pueblo» especial. Por ello, cuando tuvo que dejar su trabajo estable en el gabinete de prensa de una importante firma de ropa en Madrid debido a una enfermedad y volver a su pueblo natal para recuperarse, tuvo claro que no quería volver. «Tenía que buscar alguna manera de quedarme y si no tenía trabajo, tenía que montarlo yo», afirma. Ese fue el principal motivo para que Laura Menéndez pusiera en marcha Mimosa Café Lanar, un proyecto que nació como una cafetería en Gijón en la que realizaba talleres para enseñar a la gente a tejer y vendía lanas y patrones.

La llegada de la pandemia y el confinamiento hizo que tuviera que reinventarse. «En ese momento tenía mucha venta online. Entonces lo único que podía hacer era enviar pedidos, cargamos dos furgonetas y trajimos todo para casa», recuerda. «Y cuando pude reabrir me di cuenta que tenía muchos clientes y decidí continuar como estaba», añade.

Desde Mimosa Café Lanar ofrece todo el material necesario para tejer, desde lanas hasta agujas o accesorios, como jabones. O el más nuevo, su propia ‘vela mimosa’. Pero además, «vendo patrones en PDF, son diseños para que la gente, con ese material y ese patrón pueda hacerse un jersey, unos calcetines o un gorro», explica. Vende 7 u 8 marcas de lana diferentes, todas de importación, «son marcas especiales que no venden en otras tiendas y la mayoría tienen certificado ecológico de producción sostenible y hacen tiradas muy cortas», señala. «Se podría decir que son lanas de autor».

A estas lanas acaba de sumar la su propia marca: Cottagecore, que es el primer hilo de oveja xalda asturiana con viabilidad comercial. «Son ovillos de merino y xalda. La tuve que mezclar porque la xalda es muy rústica y para poder manejarla bien y que no picara», explica. Hizo una producción pequeña, toda ella natural, que ha funcionado muy bien y ahora está centrada en sacar una tirada grande en la que tiene pensado hacer colores. «Son 100 kilos y tengo que ponerme a diseñar patrones con ella y a venderla», apunta. Una lana totalmente fabricada en España, que se tiñe en Tarrasa y que se diferencia de otras porque «está hilada de una manera particular, con una torsión en concreto».

Un proyecto que no paró hasta sacarlo adelante. «Están recuperando la raza, pero la lana la tiran directamente porque la xalda no se cría para lana. Es una pena que algo que abrigó a tanta gente, a nuestros antepasados, nosotros lo tiremos. Hay que darle un poco de valor», reclama.

Menéndez considera importante que el mundo rural cuente con pequeños negocios como el suyo y destaca que «todo lo que sea volver al pueblo y volver a darles vida es importantísimo. Hace que más gente se anime a venir. Además, si puedo trabajar aquí, también podré invertir aquí». Por su parte, considera un privilegio vivir rodeada de la naturaleza. «Yo ahora mismo no podría volver a la ciudad y meterme en un piso», afirma.

Finalmente, agradece la labor que hacen las redes sociales. «Ahora está todo muy conectado, ves un patrón que publica una coreana, por ejemplo, con una lana que vendes tú y te inspira. Te dan mucha visibilidad», señala. Pero, además, te acercan a las personas: «Estoy trabajando sola, pero realmente no estoy tan sola y eso es importante para mi. Hacen que desde aquí pueda llegar a todas partes».