MIGUEL COUTO. EMPRESARIO – LA SAVIA DE ABEDUL – ENTRAGO (TEVERGA) – 173 HABITANTES
Abedul. La savia de uno de los árboles más resistentes de los montes asturianos es el producto que tres emprendedores han comenzado a envasar en Teverga, a escasos kilómetros de su materia prima en el Parque Natural de Las Ubiñas-La Mesa
PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA
El abedul era un árbol venerado por los celtas como símbolo de lo que vuelve a nacer y también de la sabiduría. Su capacidad de resistencia y resiliencia en climas y terrenos adversos es sobradamente conocida: en los montes asturianos lleva una particular lucha con las hayas que lo van arrinconando hasta las cimas, donde estas ya no pueden arraigar. Allí, a más de 1.600 metros, en una parcela próxima al Puerto Ventana, en pleno Parque Natural de Las Ubiñas-La Mesa, han encontrado tres emprendedores su propia fuente de la renovación para extraer la savia de estos árboles y comercializarla como bebida con variadas propiedades para la salud. La Savia es la marca de este producto envasado por los tres socios de Renastur Celtibérica: Ignacio Valdés, Christian Acurio y Miguel Couto. En una nave del pequeño polígono industrial de Entrago (Teverga) han radicado su planta embotelladora. «Buscamos el lugar más próximo a la materia prima y nos atraía impulsar un proyecto en un concejo rural sin muchas iniciativas aparte de la oferta turística de la Senda del Oso», explica el tercero de ellos.
Gallego de A Coruña establecido en Oviedo, la ciudad de su esposa, este profesional con larga experiencia en el ámbito publicitario y audiovisual –antes de lanzarse a esta aventura trabajó en TVG y Canal Plus–, Couto esgrime su implicación en diversos proyectos de emprendimiento realizados en antiguas zonas mineras de Navarra o el suroccidente asturiano, para recordar que Teverga también lo fue y, de hecho, la nave que ocupa su empresa perteneció a una explotación hullera cercana. «Viajando por los países nórdicos, observé la gran aceptación que tenía allí la savia de abedul y me di cuenta de que aquí en España apenas había nada. Es un producto aún desconocido, aunque ya empieza a ponerse en valor. Desde que empezamos a vender por internet nuestra primera cosecha, la mayoría de clientes que tenemos son también nórdicos de las colonias que viven en Baleares, Canarias y la costa levantina. Nuestro objetivo es darlo a conocer en Asturias como uno de sus recursos naturales de gran potencial».
El empresario enumera las virtudes terapéuticas, «y, especialmente, preventivas», de este zumo incoloro obtenido de los abedules en primavera, cuando atesoran un mayor acopio de nutrientes: «Tiene propiedades diuréticas y, desde la antigüedad, es usado como depurador del hígado o los riñones, con facultad para eliminar cálculos; es recomendable para pacientes reumáticos o de gota, cardiosaludable y combate las diarreas, también es bueno para el cuidado de la piel». Entre sus componentes destacan el manganeso y el magnesio. Su desconocimiento, asegura Couto, fue uno de los obstáculos con los que se encontraron para poner en marcha su proyecto: «No era lo mismo que si dijésemos que íbamos a hacer un queso» y ese, revela, fue uno más de los numerosos escollos que se toparon: «El embrollo burocrático para cualquier empresa es desalentador y, más aún, cuando tratas de montar algo en el medio rural, donde deberían ofrecerse más facilidades». Con todo, la primavera pasada, tras sortear el rosario de trabas, obtenían su primera producción.
«Nos gustaría aunar sinergias con otros proyectos rurales para ampliar en un futuro la gama de productos: bebidas refrescantes, hidromiel, etcétera», apunta Couto, quien ve igualmente en el tirón turístico de la zona una oportunidad para divulgar la savia de abedul. «Lo difícil fue ponerlo en marcha. Ahora se trata de despegar e ilusión no nos falta», confiesa el emprendedor.