LUIS Y FRANCISCO INGUANZO ROMANO Y JORGE MARTÍNEZ ROMANO. POO DE LLANES (LLANES) – 386 HABITANTES
Desestacionalizar. Los primos Romano elaboran sidra natural y la ponen a la venta en un merendero que con la llegada del buen tiempo instalan en la misma sala donde llevan a cabo gran parte del proceso sidrero
LUCÍA RAMOS
El Romano es una pequeña pomarada ubicada en la localidad de Poo de Llanes. También es un microllagar donde se elabora sidra artesana. Y cuando llega el buen tiempo, un merendero. Pero sobre todo, El Romano es el proyecto de vida de tres primos que, cansados de la estacionalidad que marca el trabajo en la comarca oriental, decidieron darle una vuelta a la concepción tradicional de llagar y labrarse un futuro sin olvidar sus raíces.
Fue hace diez años cuando Luis y Francisco José Inguanzo Romano y Jorge Martínez Romano decidieron renovar una vieja plantación de manzanos de cinco variedades incluidas en la DOP Sidra de Asturias. Poco después comenzaron a realizar visitas guiadas mientras hacían sus primeros pinitos elaborando su propia sidra en el llagar familiar, que cuenta con unos 140 años de antigüedad. Las suyas, explica Luis, son producciones «muy pequeñinas», lo que les permite cuidar el proceso al máximo y controlar perfectamente las mezclas de manzana que utilizan para cada uno de los lotes. «De esta forma podemos trasladar al consumidor la composición exacta que tiene la sidra que está tomando, algo que creemos que es un valor añadido tremendo», apunta el joven llanisco. E indica que suelen elaborar al menos seis lotes distintos, unos monovarietales, con un solo tipo de manzana, y otros con mezclas de hasta cuatro variedades.
Convencidos de que el mundo de la sidra ofrece un amplio abanico de posibilidades, los tres primos decidieron ir más allá y abrir un espacio en el que poder comercializar sus caldos y entrar en contacto directo con sus consumidores, algo que ya desde las primeras visitas guiadas que ofrecieron les encantó. Así, hace dos años al viejo llagar sumaron una segunda instalación polivalente que durante los meses de otoño acoge el proceso de elaboración de la sidra, pero en verano se transforma en un establecimiento hostelero. «El oriente asturiano es una zona muy difícil de desestacionalizar en el sentido de atraer turistas durante los meses de invierno, así que nosotros lo que hacemos es desestacionalizar nuestros puestos de trabajo», indica Luis. Y explica que «el microllagar nos permite estar activos durante todo el año, no solo los meses de verano».
Lo hace mientras procede a recoger los elementos del merendero donde ofrecen su sidra y otras naturales, además de cervezas artesanas y tapas que elabora su hermano, Francisco José. Poco a poco, el bar se va transformando en una sala de elaboración de sidra donde se lleva a cabo parte del proceso. «Lo tenemos frente a los manzanos, así que aquí hacemos la selección y mayamos y, una vez tenemos la sidra del duernu, la trasvasamos al llagar viejo, donde tiene lugar la fermentación», explica Luis.
Entre los diferentes útiles llama la atención la prensa, que según señala Jorge, «funciona con agua a presión que hincha un balón de goma que va presionando a su vez la manzana contra las paredes», por cuyos orificios va saliendo el mosto.
Los tres primos coinciden en señalar que «debería haber estudios reglados sobre la sidra en la Universidad de Oviedo, porque ello animaría a más gente joven a lanzarse a llevar a cabo proyectos novedosos». Y es que el caldo asturiano por excelencia, aseveran, tiene todavía mucho que ofrecer.