Francisco González y Héctor Fernández, en lo más alto de la nueva pumarada de La Peñona. / Foto: O. Villa

Silo y Santianes. Del prerrománico al kiwi, Pravia y su comarca son el corazón de Asturias. Corte en tiempos de los primeros reyes, hoy es ejemplo de modernidad agraria y lidera la senda de la diversificación

OCTAVIO VILLA

Pravia era Flavionavia en tiempos de los romanos. El nombre hace alusión al emperador Tito Flavio Vespasiano y al término celta ‘Avia’, que era el nombre que recibía el río Nalón, derivado de la palabra indoeuropea que designa los cursos de agua. Flavionavia se corresponde más con Santianes que con la actual Pravia, en realidad. Allí, en Santianes, el rey Silo (774-783) mandó construir la iglesia prerrománica que aún hoy se levanta hermosa y bastante fiel a lo que fue en origen, en una ladera sur desde la que hoy se ven las plantaciones de kiwi, el nuevo emperador de la agricultura asturiana.

Pravia, a donde Silo había trasladado la corte desde Cangas de Onís, acogió a otros tres reyes de la monarquía asturiana. Después de Silo y su esposa, Adosinda, reinó unos meses Mauregato, llamado ‘el depravado’, como le suele ocurrir a los derrotados. Bermudo I el diácono –triste su historia– le relevó por apenas dos años, y Alfonso II retomó en 791 el trono que ya había detentado para reinar 51 años, hasta 842, llevando la corte a Oviedo.

El Bajo Nalón y el Narcea en su tramo previo a encontrarse con aquél en Forcinas eran el centro de Asturias. Buen puerto era el de San Esteban de Pravia, y aguas arriba, en Casas del Puente (o de la Ponte), un magnífico puente de trece ojos (el de Cangas de Onís tiene tres) unía las Asturias occidental y oriental y en cuyo entorno, muy cerca de lo que más tarde sería el monasterio de Cornellana (entonces era un señorío) se enfrentarían por el trono Nepociano y el que sería el Rey Ramiro I. Antes, aún en el reinado de Alfonso II, ya con la corte en Oviedo, se hallarían los supuestos restos del Apóstol Santiago en el Campo de las Estrellas, naciendo así o santificando el secular camino hoy llamado de Santiago. Pravia y su comarca fueron el alma y el corazón de ese movimiento que consolidaba el prestigio del Reino Astur y comenzaba a dar un sentido y un sentimiento a lo que muchos siglos después denominaríamos la Reconquista.

Tierra de reyes por su ubicación y por la riqueza de sus vegas y montes, Pravia se reinventa hoy sobre bases similares. Si el kiwi, gracias a la visión de emprendedores y gestores que se niegan a ver el sistema productivo agrario de Asturias como algo obsoleto e inamovible, ha llegado a ser toda una inspiración desde la vega praviana, ahora se diversifica con algo tan nuestro como… ¡la manzana! En Somao, la hermosa villa de casas indianas que en 2020 fue Pueblo Ejemplar, los vecinos han entendido bien que de ese galardón no se vive para siempre, y en el monte de La Peñona, con unas vistas espectaculares al Cantábrico y su costa, al Cabo de Peñas incluso, están a punto de inaugurar una plantación de 17 hectáreas de manzano (más de 8.000 árboles) de sidra con criterios modernos de producción y de apertura a un turismo de calidad que sepa disfrutar de la cultura asturiana de la sidra. Y de la reina manzana.