JUAN NEIRA
La Consejería de Hacienda ha aprobado un borrador sobre las ayudas que van a recibir las zonas rurales con declive poblacional. La llamada Asturias vacía, por utilizar una expresión que hizo fortuna antes de que nos visitara la COVID-19. Lo más positivo del borrador estriba en el hecho de que exista un pequeño apartado en los presupuestos regionales dedicado a paliar el mayor déficit de la comunidad autónoma, que no es otro que la brutal caída demográfica dejando comarcas enteras prácticamente deshabitadas. La pérdida de población es una tendencia que viene desde hace décadas, pero nunca gobiernos y oposiciones tuvieron sensibilidad suficiente para asignar dinero a invertir la tendencia.
La magnitud del problema es tan grande que los 850.000 euros reservados no pueden servir de mucho, pero tienen la virtud de abrir camino. Hay que tener en cuenta que estamos en un momento muy especial, en que todos los recursos son pocos para reforzar los sistemas sanitario y educativo. La despoblación sigue siendo el gran problema, pero en la actualidad hay tareas más urgentes que concentran toda la atención.
La Asturias vacía tiene el punto crítico en 2.500 núcleos de población que corren serio peligro de quedar deshabitados. En esos núcleos residen en la actualidad 20.000 personas. No va a ser nada fácil mantener vivos esos lugares. Si la caída demográfica es una tendencia del norte de España, la despoblación es un fenómeno muy agudo en Asturias y, también, en Galicia. En los registros de hace un año había 1.764 entidades rurales vacías en nuestra región, lo que representa el 17% del conjunto nacional. De ellas 170 habían quedado sin gente en el último ejercicio. Para luchar contra la tendencia menguante hay que aplicar diversos tipos de política. El Principado apuesta por el transporte, que se lleva el 75% de los 850.000 reservados en el borrador de la Consejería de Hacienda. Como la media de edad es muy elevada, con el transporte subvencionado garantizan a los lugareños poder desplazarse a realizar cualquier tipo de gestión, empezando con todo lo relacionado con la atención sanitaria. Ahora bien, si se piensa en el futuro, no queda otro remedio que fijar población joven en el territorio y elevar la natalidad. Para ello hay sólo 100.000 euros, una cantidad muy escasa que habrá que elevar cuando nos hayamos liberado del virus. No quedará otro remedio. Pese a todo, quiero ver la botella medio llena y celebrar que el Gobierno se acuerde de la Asturias olvidada.
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