KARTÓDROMO DE TAPIA. SALAVE (TAPIA DE CASARIEGO) – 271 HABITANTES
Laura y Alejandro Méndez vieron en la comarca occidental el lugar idóneo para la instalación del Kartódromo de Tapia y reforzar así su papel como destino del turismo de ocio, ampliando la oferta de golf, canoas, playas y rutas a caballo o en bici

OCTAVIO VILLA

Durante muchos años, la autovía no llegaba al Occidente. Se la anunciaba, se diseñaban calendarios para su puesta en marcha (el de Luarca fue el más famoso) y no llegaba. Como pasó en su día en Llanes, la cuestión del trazado fue espinosa y no exenta de episodios poco edificantes, si bien el debate principal era si debía ir por la falda de las primeras estribaciones montañosas o atravesar la rasa costera occidental, acercándose a las poblaciones más populosas, pero, según muchos, arruinando buena parte de esa buena tierra de labor. Hoy la rasa es uno de esos lugares en los que Asturias da algún brote verde. Se ven ganaderías a ambos lados de la autovía de tamaños y profesionalidad antes muy poco habituales en toda la región, algunas nuevas industrias… y hasta interesantes apuestas lúdicas.

Es el caso, por ejemplo, del Kartódromo de Tapia, situado en Salave y a plena vista de los conductores que pasan hacia Galicia o hacia el centro de Asturias. Una apuesta arriesgada que surgió de la pasión por el mundo del motor de Alejandro y Laura Méndez y que tardó cuatro años en materializarse. Un largo periplo por las distintas administraciones para obtener los numerosos permisos y autorizaciones necesarias antes de comenzar la construcción en las cinco hectáreas de monte que hoy conforman el circuito privado más grande de Asturias, Galicia y Cantabria. Les costó sudor y lágrimas conseguir el apoyo financiero para poner en marcha este singular proyecto, cuyo presupuesto se situó en torno al millón de euros. Una pista de 1.200 metros de largo y diez de ancho que, con el paso de los años, se ha consolidado como un atractivo turístico más de la comarca. Se caracteriza además por ser divisible en dos trazados, uno para competir y otro para aquellos que acuden a alquilar un vehículo.

Decidir la ubicación fue fácil. «En el noroccidente no había ningún circuito, pero en Galicia tampoco». Precisamente, de la comunidad vecina procede el 50% de su clientela. Parejas, familias y grupos con edades entre los 25 y 40 años son los más habituales en estas instalaciones que están abiertas todo el año. Si por algo es famoso este circuito, que está homologado para pruebas nacionales e internacionales, es por la organización de numerosas competiciones de resistencia a nivel amateur, en las que aficionados de todo el territorio nacional se acercan a Tapia de Casariego para participar. Para ello no es necesario ningún requisito, tan solo un poco de experiencia para pilotar un modelo de kart exclusivo.

Laura se ocupa de la gestión y administración, mientras que Alejandro se encarga de la parte técnica y mecánica. Su experiencia y conocimiento en el mundo del motor, al que desde niños han estado vinculados, es el secreto de su éxito. «En España la cultura del karting ha ido evolucionando. Hoy es un gran atractivo. Era una modalidad muy desconocida cuando nosotros comenzamos», afirma Alejandro, que compitió desde los ocho hasta los veinticuatro años. Laura comenzó más tarde, a los dieciocho. Una afición que compaginó con la Universidad.

Desde el primer momento lo tuvieron claro: «Queríamos tener unas buenas instalaciones y ofrecer la mejor calidad en karts de alquiler». Como países de referencia, Francia, Italia o Alemania, a donde se desplazaban para competir, acudir a ferias y visitar instalaciones que servirían para dar forma a su idea. En 2010 abrieron las puertas del circuito y desde entonces no han parado de invertir y mejorar su oferta. Una flota de sesenta vehículos que incluye toda la gama de alquiler que existe en el mercado: biplaza para los más pequeños, junior y adulto. En la última renovación han incorporado karts eléctricos y de dos tiempos de competición, únicos en el norte de España. La incorporación de los eléctricos para niños a partir de tres años trajo consigo la creación de una mini pista adaptada. Una apuesta de mucho cubicaje.