JUDITH NAVES. EMPRENDEDORA Y GANADERA – GRANDA (LAS REGUERAS) – 20 HABITANTES
De familia. Heredó de sus abuelos y padres el impulso para sacar adelante el propio trabajo. También las recetas en las que se basan sus platos elaborados con carne de razas autóctonas y productos de la región
PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA
Judith Naves sonríe con la respuesta pronta brillando en los ojos cuando se le pregunta si la vocación emprendedora se hereda. «Yo creo que las ganas de trabajar y el impulso por sacar adelante un negocio cuando lo ves en tu familia, eso te queda». A esta joven empresaria, desde luego, si mucho le quedó de los suyos y sus raíces lo ha mostrado con creces. Ha contado su historia decenas de veces y se nota que no le importa volver a repetirla con orgullo. «Mis abuelos tuvieron un barín muy popular en San Pedro de Naves, al lado de la antigua carretera de Oviedo a Veguín. Era famoso sobre todo su pollo al ajillo. Fue a menos cuando se abrieron otras vías de comunicación y aquello quedó apartado. Entonces ya mis padres decidieron reinventarse montando una empresa de cátering, con la que seguimos». Le pusieron el nombre de su hija y llegó una nueva mala racha con la crisis de hace una década. Allí fue ella la que tomó la iniciativa para embarcarse en su propio proyecto. «Recuperé las recetas de mi abuela para elaborar platos cocinados en conserva y usando como materia prima nuestras razas autóctonas». Así nació Astursabor, la marca que la ha situado como una referencia de modelo de negocio imbricado en el medio rural.
En Granda (Las Regueras), el lugar donde reside y en cuya finca puso en marcha otra de sus ideas, El Horro, un espacio para eventos privados y familiares en plena naturaleza, contagia a quien la escucha la pasión con la que vive su actividad profesional. «El campo asturiano tiene futuro si apostamos por él. Nuestros productos no sé si son mejores que los de otros sitios pero tenemos que creer en ellos porque son nuestra riqueza» afirma, mientras nos enseña una parte de su rebaño de ovejas xaldas en el ‘prau’ vecino a su casa. El resto de los animales y las vacas de raza casina que cría pastan en unas parcelas más abajo. «Compro a otros ganaderos de razas autóctonas que tienen así una vía más para dar salida a sus productos su carne, sobre todo ahora con las dificultades que tiene el sector, y trabajo también con otros productores asturianos usando en nuestras recetas vino de Cangas, cerveza artesanal, sidra de un llagar de Langreo, faba IGP, castañes de Valduno. Me parece fundamental colaborar y potenciar lo que hay aquí», expresa.
Judith cree igualmente en el potencial de las ideas y la capacidad de adaptarse a la realidad cambiante. «Hay que tirar de imaginación e innovación para salir adelante, si no estás perdida. En la pandemia, por ejemplo, se me ocurrió ponernos a hacer empanadas con recetas tradicionales y poco a poco voy sacando más productos nuevos. Pa mí ye algo natural, no puedo estar con la cabeza quieta», desvela entre risas. Con el día a día atendiendo sus animales, la planta de conservas ubicada en Valnalón (Langreo) y la de cátering en Mieres, seis personas en plantilla de su empresa familiar, desvela que vivir en una aldea y «venir aquí, con esta tranquilidad y este entorno, es el mayor relax que puede haber para mí. Es otro de los valores que tiene el mundo rural y yo estoy encantada, porque, en realidad soy de pueblu. No sé si aguantaría en una ciudad», confiesa.