PANADERÍA ECOLÓGICA MADRE TIERRA – LADINES (SOBRESCOBIO) – 62 HABITANTES
José Manuel Álvarez. Los colores cambiantes del Parque Natural de Redes son el panorama que este langreano ve cada mañana al llegar al obrador de pan ecológico que abrió en 1999 en la aldea de su mujer

PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA

Hay lugares de trabajo en los que madrugar vale la pena. José Manuel Álvarez lleva más de dos décadas viendo despuntar los colores cambiantes en cada estación del Parque Natural de Redes a través de los amplios ventanales de su obrador de panadería ecológica Madre Tierra. Situado a la entrada de Ladines (Sobrescobio) sobre unos terrenos propiedad de la familia de su mujer, el establecimiento que abrió en 1999 es para este langreano de 56 años algo más que una empresa: «Da sentido a mi vida y, aunque a las cuatro de la mañana cuando suena el despertador a veces reniegas de haberte dedicado a esto, llegas aquí, ves el panorama tan maravilloso, cómo poco a poco va saliendo el pan y te reconcilias con el mundo», afirma. Se declara orgulloso de un oficio «que surgió circunstancialmente en un momento en que me encontré sin presente laboral» –apunta– y que consiste en elaborar «un alimento de calidad y saludable. Es mi granito de ‘harina’ para cuidar el entorno y dar algo de vitalidad a este pueblo».

El negocio surgió en su concejo natal: «Empecé en casa, haciendo pan para consumo propio, luego para la familia y los conocidos, hasta que acabó llegando a los amigos de los amigos y vi ahí un medio de vida. Fue antes de que hubiese certificación ecológica. Iba a León a comprar el trigo y lo molía en un pisón de piedra. Cuando me lancé a abrir la panadería, pensé directo en Ladines». El motivo de su decisión: «Quería asociar el pan que hacía con un espacio natural potente como el de Redes. Puedes tener un obrador ecológico en una ciudad y sacar buen pan, pero el pueblo y el Parque le aportan valor añadido», argumenta.

Más de veinte años con el horno encendido le han servido para ir afinando un modelo de empresa viable que le permite sostener dos puestos de trabajo, incluido el suyo. Comenzó elaborando también repostería e iba a vender por los mercados. En la actualidad, se centra solo en el pan con distintas variedades de cereal y distribuye bajo pedido al pequeño comercio. «Es la manera de ajustar las posibles pérdidas al margen de beneficios, que aunque la gente crea que es mayor porque lo ecológico tiene un precio más alto, es el que se corresponde a unos procesos de producción con más coste que el convencional». Un programa informático le ayuda a trabajar con realismo: «Según recibo a diario los pedidos por whatsapp o correo electrónico, hago los albaranes y en el ordenador se generan las unidades a elaborar, con las medidas de harina, levadura, sal». El otro ingrediente de la masa, el agua, viene directa de Redes, de Fresnu, el manantial que abastece Ladines.

«En el pueblo hay otra pequeña empresa de mieles y licores, algo de turismo rural y están llegando jóvenes. Dos informáticos se acaban de instalar. En comunicación viaria estamos bien, a una hora de Oviedo o Gijón, lo que falla es internet a veces. Debería mejorarse esto para que la gente viva y trabaje en el medio rural», opina.

José Manuel tiene claro que su presente y su futuro están aquí, son su pan diario.