IVÁN RODRÍGUEZ SÁNCHEZ. ALCALDE DE ILLANO – 289 HABITANTES
«Para emprender en zona rural que hay que ser creativo y valiente, pero ofrece grandes posibilidades y una calidad de vida que no hay en la ciudad»
OCTAVIO VILLA
Illano / Lombatín. Titulado en Ciencias Ambientales por la Universidad de León, a Iván Rodríguez (Prelo, Boal, 1982) se le adivina pronto un amor incondicional por Illano. No puede ser de otra forma, en el segundo concejo con menor densidad de población de Asturias (no llega a tres habitantes por kilómetro cuadrado, sólo superado por dos centésimas por Ponga) y el más envejecido (su población autóctona supera los 60 años de media de edad). Quedarse en Illano y trabajar por su futuro requiere un acto de fe y una voluntad de hierro. Pero quedarse también proporciona un asombro cotidiano y gozoso que Iván aprecia bien, aunque no todos los que se lanzaron al mundo rural durante la pandemia hayan sabido hacer lo mismo.
–Estar por debajo de tres habitantes por kilómetro cuadrado es el síntoma de algo profundo.
–La situación demográfica ya no sólo de Illano, sino de todo el valle del Navia es alarmante. Es más, te sales de Oviedo, Gijón y Avilés, y todos tenemos los mismos problemas. Más graves en Illano, quizá, porque ya veníamos de un concejo eminentemente ganadero y una vez que la ganadería va mal hemos llegado a cifras muy tristes.
–En todo el valle del Navia, la construcción sucesiva de embalses y centrales hidroeléctricas hizo que a mediados del siglo pasado hubiese picos de población puntuales muy elevados (Illano llegó a tener 2.100 habitantes).
–Si de por sí en todo el campo asturiano ha habido una bajada muy potente de población desde los años 60, aquí ese proceso ha sido doble, porque junto a la gente que venía de fuera también se fue con ellos mucha población oriunda de aquí. Fue como un ‘big bang’ invertido. Un ‘big crunch’. Pero incluso así yo diría que ahora hay un fenómeno común a todos los concejos rurales: Antes había un apego mayor por el pueblo, pero ahora mismo ya no. De hecho, durante la pandemia yo creía que la gente que había vuelto al pueblo se quedaría, pero el ‘boom’ de la pandemia fue un espejismo, ahora mismo estamos peor que nunca. Me refiero a que ahora la gente hasta prefiere veranear en las ciudades que en el campo. Sólo hay que mirar a Oviedo o Gijón los dos últimos años, que están llenos de turistas en verano, mientras que los pueblos nos estamos quedando vacíos.
–Igual lo bueno para Illano es que de momento no está muy explotado turísticamente. Que puede ser el gran desconocido para el turista, algo nuevo.
–Es uno de los potenciales que tenemos a futuro. Pero de momento no está ni explotado, ni desarrollado. Es el gran reto, porque en las zonas rurales puede ser una herramienta muy válida para fijar población, viendo que la situación de la ganadería y la agricultura no es idónea. El Camino de Santiago, a Grandas de Salime (el concejo asturiano más sureño del Valle del Navia) le da la vida, pero por aquí no pasa. No sólo necesitamos camas para turismo, también para alojar a quien pretenda venir a trabajar aquí, como profesores, por ejemplo. Hay varias iniciativas en el concejo que creo que van bien encaminadas y que espero que salgan adelante.
–Cuénteme.
–Pues una de ellas son unos apartamentos rurales propiedad del Ayuntamiento que está llevando una pareja muy joven, de aquí, de Illano, con los que estamos muy contentos. Creemos que en la situación actual del concejo, con la falta de población que tenemos, el Ayuntamiento es el que tiene, a lo mejor, la puesta en marcha de negocios, con la esperanza de que en un futuro esos negocios vayan a mas. Una vez que nosotros prendamos un poco la mecha, tenemos esperanza de que haya emprendedores.
–El gran desafío de su mandato va a ser la rehabilitación de la Casa de Cebolas. ¿Con qué objetivo?
–Para que sea un centro de día, porque hay muchos vecinos mayores a los que les vendría muy bien para tener interrelación y actividad. Dará trabajo, además, a un cocinero, varios profesionales para el centro de día y unos taxis. Espero que un movimiento llame a otros.
–El río Navia es el corazón del concejo, pero también lo divide, porque sólo se atraviesa por la presa. Y tal vez no está suficientemente explotado como atractivo ¿no?
–No tenemos ningún acceso rodado en condiciones al embalse de Doiras, pero este año ya vamos a hacer esa obra, con la colaboración de la Consejería de Medio Rural y la de Infraestructuras. En total, son unos 300.000 euros de obra. Además, con el plan de sostenibilidad turístico, que está dotado con más de 200.000 euros, invertiremos en las obras de aparcamiento y de acceso a dos miradores, el de Peña Mayor y el de Tiracais. Renovaremos el pueblo de Lombatín y repararemos la ruta del Puente Colgante. También renovaremos todo el mobiliario y le daremos un buen lavado de cara al área recreativa de Sarzol, donde se celebra la romería más importante de Illano.
Los servicios y sus costes
–En un valle tan difícil geográficamente hablando y tan despoblado, los alcaldes tienen que entenderse por obligación.
–La colaboración es imprescindible, sí, y queremos potenciarlo más aún con Grandas, Pesoz y Boal.
–¿Mancomunando?
–Estamos buscando la figura que más nos beneficie a todos.
–¿No es la mancomunidad?
–Depende. Hay colaboraciones puntuales con Pesoz y vamos a potenciar ese camino. Cubrir todos los servicios de recogida de basuras, de traída de aguas y saneamiento, de desbroces, en un concejo como el nuestro, con pocos habitantes pero muchos núcleos es muy complicado y caro.
–Como siempre, la actividad económica es clave para recuperar población y disminuir los costes per capita de los servicios. Turismo, ganadería, quiastolita, miel…
–…Y también hay varios parques eólicos en perspectiva. En cuanto a la miel, tenemos un producto excelente, fundamentalmente de brezo y con el impulso reciente de la IGP. A ver, vender miel puerta a puerta es complicado, pero si tienes imaginación, y yo creo que en estos pueblos hay que poner imaginación y ser doblemente valientes, es posible. O poner en marcha empresas de observación de oso y lobo, que tenemos muchos por aquí. Para emprender en zona rural hay que ser creativo y valiente. Pero ofrece grandes posibilidades, también, y una calidad de vida que no hay en la ciudad.
–Por eso el tramo de AS-12 cuyas obras se han licitado es básico para el futuro, ¿no?
–Son unos kilómetros, pero para nosotros e vital, vital. La AS-12 es la carretera que nos vertebra, la que usan todos los vecinos para ir al médico, a la compra o al cajero. Para hacer la vida, en sí. Yo entiendo a quienes critican estas inversiones en zona rural, pero esto no es invertir aquí 13 millones todos los años, es que desde hace 30 años no se había invertido un duro, creo que ya nos lo merecemos. Y hay que entender que no es sólo una inversión para los vecinos de Illano, sino para todo el mundo. Y para que no se muera el Valle del Navia. Todos los partidos políticos deberían tener una estrategia que defienda lo rural, porque como se acabe lo rural, luego veremos los problemas que nos va a causar, que ahora mismo igual ni imaginamos.
–Por cierto, Illano tiene una finca ganadera experimental en colaboración con el Serida que poca gente imaginaría que esté aquí.
–Vienen investigadores hasta de Japón, sí. Desde hace más de veinte años, en la sierra se realizan programas de formación para doctorados agrícolas. La finca es un referente a nivel nacional e internacional, se han descubierto especies y se han desarrollado investigaciones muy potentes en materia de ganadería, de pastos y de aplicación de la ciencia básica. La última, en vides y alcornoques, que son dos especies que tenemos en Illano. El alcornocal es lo que se conoce un relicto, porque esta no es su zona climática, pero se da aquí y es algo que a los botánicos les fascina.
SU LUGAR ESPECIAL
A Casa de Cebolas
A unos pasos de su propia casa, Iván Rodríguez se asoma a una ventana de A Casa de Cebolas, que fuera bar, tienda y fonda, con alojamiento, desde un momento no bien determinado del siglo XIX. Cuando sus dueños emigraron a América, se usó como vivienda, pero hace demasiados años que está abandonada. Imponente como complejo y como edificio, el alcalde está empeñado en recuperarla como centro de día para activar a los mayores de Illano y apoyar, de paso, el empleo en un concejo en el que tres o cuatro puestos de trabajo pueden representar el inicio de algo mayor.