HERMINIO NOVAL. FABAS LA SALENSE – VILLAZÓN (SALAS) – 253 HABITANTES
Una explotación eficiente. Para mejorar su producción ante la sequía que azota la región, Herminio Noval ha puesto en marcha un sistema de riego localizado que le permite medir las necesidades de su plantación

MARÍA AGRA

Hijo de un tratante de ganado y descendiente de una familia con una larga trayectoria en el sector primario, Herminio Noval, de Fabas La Salense, se dedica desde hace más de quince años a la producción de faba asturiana. En total, cuenta con 2,3 hectáreas de faba de granja y 2 hectáreas de faba verdina que tiene distribuidas en pequeñas parcelas en la localidad de Villazón (Salas), de donde es natural. Si bien, tradicionalmente, los cultivos asturianos obtienen el riego de la lluvia, de un tiempo a esta parte Noval se ha visto en la necesidad de innovar para hacer que el trabajo sea más eficiente. Así, se ha convertido en el primer productor de faba asturiana en instalar un sistema de riego localizado que le permita garantizar la producción. «Cada vez tenemos veranos más calurosos y más secos, por lo que a un cultivo como las fabes, que puede producir mucho más con el riego, es conveniente ponérselo. Si no, la sequía es tremenda y las pérdidas de producción son muy grandes», explica.

La novedad, en su caso, es que tiene instalada una estación para monitorear ese riego, es decir, saber lo que riega, lo que abona, cuándo lo hace y cuánto tiempo dura. Pero también tiene unos sensores instalados en el suelo, a diferentes profundidades, que le indican la humedad que hay a cada una de esas profundidades. De este modo, «teniendo la información de las necesidades del cultivo, puedes saber cuánta agua debes suministrar en cada parcela para que tengan el nivel de humedad necesario», apunta Rafael Peláez, asesor de la explotación.

Para una plantación como la suya, lo óptimo sería «regarla cada dos o tres días, aportándole entre dos y tres litros por metro cuadrado en cada riego», señala. Aunque por el momento no ha podido comprobar el incremento que el sistema de riego localizado puede suponer en la producción, porque lo instaló «muy tarde» el año pasado, todo apunta, según los datos de experimentación, que «podría proporcionar, por término medio, un 30% más de producción», afirma Peláez, quien matiza que «eso te paga con creces el coste de la instalación de las mangueras en la parcela».

Actualmente, el suministro de agua es uno de los mayores problemas a los que se enfrentan los agricultores porque «en Asturias no tenemos tanta agua como se suele pensar», lo que hace que «estemos perdiendo muchos kilos de producción por falta de instalación de riego». Por eso insta a la Administración a desarrollar un Plan Agrícola que sea capaz de profesionalizar las explotaciones. «Tener un suministro público, previsto para plantaciones agrícolas, es fundamental», sostiene, «porque en el futuro no se van a poder plantear cultivos de faba sin riego».

Pero las dificultades no acaban ahí. Otro de los grandes inconvenientes es la falta de base territorial en Asturias, que obliga a trabajar parcelas muy pequeñas y hace que el trabajo sea «muy poco eficiente». «La maquinaria agrícola pasa más tiempo en los caminos que laboreando», advierte Peláez. Eso, además, no hace más que incrementar el gasto en maquinaria, porque se necesitan más.

Asimismo, «si tienes que dedicar tiempo a parcelas en las que el trabajo es poco eficiente, tampoco se puede manejar mucha más superficie, por lo que la producción total es menor y el rendimiento también». ¿La solución? Herminio Noval lo tiene claro: «La Administración tiene la tarea pendiente de facilitar una agrupación de parcelas que haga más eficiente el trabajo de los agricultores».