SAN FELIZ (LENA), 17 HABITANTES
Xune Andrade ha revitalizado San Feliz con una propuesta de cocina de autor, pero pegada al producto y la cultura locales, que volverá a abrir sus puertas en cuanto sea posible

OCTAVIO VILLA

Tras su aspecto juvenil, el lenense Xune Andrade (Mieres, 1987) esconde una ética laboral forjada por generaciones anteriores. Y una larguísima experiencia tras los fogones. Para ser uno de los mejores hay que formarse con los mejores, y Xune se pasó más de cinco años, en dos etapas, en Casa Gerardo, con los Morán. Trabajó con Pedro Martino en L’Alezna. Y en las vacaciones se iba al Celler de Can Roca. Un año de Administración de Empresas y una experiencia en el gijonés Bossé, «donde aprendí de la vida», le prepararon para dar el salto a Madrid.

No fue un salto cualquiera. Casi un lustro en el que trabajó en Akita Food (en altas cotas de la gastronomía madrileña, como el Hattori Hanzo de Gran Vía o el 47 Ronin de Jorge Juan, o dirigiendo posteriormente negocios de la familia Escudé como el BB Bistro Bar, el Escudé o la Coctelería Clandestino, centro de reunión del ‘Todo Madrid’.

Y en 2019, con 31 años, Xune le da un vuelco a su vida. Se decide por San Feliz, la pequeña aldea situada frente a Pola de Lena, al otro lado de la autovía. Un lugar privilegiado, con un pequeño pero muy coqueto negocio de turismo rural y restauración que había cerrado la cocina hacía un año. Muy cerca de casa de sus padres.

Allí abre, hace medio año, San Feliz Monte, que ahora sufre, como todos, el cierre forzoso. Su intención es reabrir en cuanto sea posible manteniendo la que es su declaración de intenciones: alta gastronomía de base rural, centrada en la identidad gastronómica de Lena. Y sus opciones, que eran hasta ahora solo dos menús degustación, de altísima calidad tanto en la materia prima como en las elaboraciones. Y un brunch, una interesante propuesta de sábado y domingo, pensada para aquellos que les gusta remolonear en la cama y empezar la jornada festiva a mediodía con un almuerzo variado y consistente, para dedicar el resto de las horas de luz a disfrutar de los muchos atractivos de la montaña central asturiana, naturales y culturales.

 

 

El caso es que Xune, con sus ganas de tener negocio propio y de «estar con mi familia, que es lo más importante para mí», volvió a Asturias. Antes de la pandemia había creado siete empleos, cuatro para todos los días y otros tres de fin de semana. Hoy, igual de afectados que todos. Su libro de reservas estaba a rebosar. Bien es verdad que su oferta es especial y que cuenta con la ventaja de haber sido destacado como chef revelación en Madrid Fusión. «Y de haber salido en Abc en un artículo de Carlos Maribona». Apunta Xune interesantes maneras en cuanto a su actitud hacia el entorno.
–Castaña, vaca, ortigas, hinojo, berenjenas y otros productos muy asturianos son la base de su cocina.

–Sí, es que no es solo crear un restaurante. Es recuperar el entorno. Desde el restaurante ya hemos cambiado actitudes para recuperar el monte. Por ejemplo, los vecinos que me suministran las cebollas y las patatas ya se han puesto de acuerdo para no solaparse. Y el ganadero que me cría las vacas, que al principio se sorprendió mucho de que no quisiera ternera, ya va entrando por ello. Cerca de San Feliz hay bosques por los que paseaba con mi padre cuando era niño, y estaban llenos de castañas. Ahora no quedan, los caminos están tomados por la maleza, el bosque improductivo y los jabalíes son los dueños. Y eso lo quiero cambiar.

Xune pretende poner una terraza de verano orientada al sur, en la que tener música en vivo. Le cederán también unos 3.000 metros cuadrados de terreno en la zona alta del pueblo para criar sus propios pitos de caleya («el pollo industrial es el origen de todas las enfermedades», dice entre bromas y veras).

San Feliz tiene 17 habitantes registrados. Xune proclama la identidad cultural llevada a los fogones, y la intención de que el visitante, muy mayoritariamente de fuera de la región, se vaya con algo más intangible, y permanente, que una mera satisfacción gastronómica. Habrá que esperar, pero volverá con todas sus fuerzas.