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Sergio Suárez es un gran productor de la legumbre asturiana por excelencia. Junto a su mujer, Ana Acevedo, quiere unir al sector en defensa de la calidad de la ‘pura manteca’

MARÍA CIDÓN

Sergio Suárez comenzó en el mundo de la faba asturiana a los 22 años, después de abandonar su trabajo de carpintero en Navia. Junto a su mujer, Ana Acevedo, hija de productores coañeses de toda la vida, se volcaron en mantener el negocio familiar cuya tradición ha pasado de generación en generación.

Sergio heredó de sus suegros el número 33 del Consejo Regulador IGP de la Faba Asturiana. Casi dos décadas después, y de ir «empezando poco a poco», Faba La Estela, de Coaña, que cuenta con 50 hectáreas de terreno, se ha convertido en el mayor productor de faba asturiana IGP, conocida como ‘pura manteca’. También es uno de los que más faba verdina con marca de garantía cosecha, y uno de los principales envasadores de la región.

«El 70% de la legumbre se va a granel, la gente está más concienciada y va en saco de papel de 25 kilos, es cosecha propia pero no puede ir con la marca», lamenta Suárez porque así se pierde la trazabilidad de su faba y la inversión que hace para poder garantizar su calidad.

Sin embargo, Suárez reconoce que los pequeños productores asturianos, que son la mayoría, son los más afectados en esta crisis, porque no pueden acceder a los grandes compradores, «se han quedado parados sin recibir la demanda de la hostelería, se necesitan empresas que aglutinen a todos esos pequeños productores y no los tenemos».

El trabajo y la ilusión de esta pareja de agricultores les ha llevado a un logro aún más ambicioso en 2020, «por fin tenemos un centro de selección único en Asturias», dice Suárez en referencia a Astur Selección, establecido en Jarrio con el objetivo de aglutinar a la mayor cantidad posible de productores de faba.«El centro nos permite establecer unos precios dignos porque es lo primero que tiene que saber una persona que te llega a comprar a casa, lo que te cuesta producirlo», afirma Suárez desde Lugo de Llanera, donde está el parque alimentario de Mercasturias.

«El sector primario es el que de verdad está tirando y seguimos con estas trabas hasta el día de hoy», dice señalando los sacos de verdina. Este productor reivindica el aporte del agro durante esta crisis, un reconocimiento que el campo asturiano reclama desde hace años.

Desde Coaña, Acevedo se dedica a llevar la Administación y las ventas online de Faba La Estela, un trabajo que se une al de su marido y les implica más de 12 horas diarias de dedicación, apenas sin descanso, la única forma de hacer rentable el negocio. Aunque Acevedo asegura que ellos no venden a pérdida, para muchos productores no hay alternativa que vender por debajo del coste de producción, con los mismos precios que hace 20 años.

Una de las amenazas para este sector es la venta de faba boliviana y peruana, haciéndola pasar en comercios y restaurantes como producto regional, aprovechando el desconocimiento del consumidor y a veces del propio comprador. «Queremos que toda la producción salga diferenciada, hay que educar al consumidor y que se sepa lo que cuesta producir la faba» , dice Suárez.

El reto no es sencillo, porque los productores de faba tienen objetivos y preocupaciones muy dispares, explica la coañesa de Faba La Estela, «es muy difícil llegar a puntos de encuentro, aunque ese puede ser un camino para hacer presión y tener unión».