ESTEBAN AMIEVA. BARRO (LLANES) – 452 HABITANTES
Un plan diferente. El empresario turístico Esteban Amieva plantó con sus propias manos los más de 3.300 cipreses que conforman la atracción con el fin de ofrecer una alternativa para los días sin playa

LUCÍA RAMOS

Más de 3.300 cipreses estratégicamente plantados para ofrecer una alternativa a las apetecibles playas del oriente asturiano. Fue la idea que tuvo hace cuatro años el empresario llanisco Esteban Amieva, quien este verano abría el primer laberinto de la comarca entre las localidades de Barro y Celorio. Si bien contaba con registrar buenas cifras durante su primera temporada por tratarse de una zona eminentemente turística, el joven empresario reconoce que la afluencia está siendo mucho más alta de lo previsto debido a los escasos días de playa que hubo en los dos últimos meses.

Precisamente buscando un plan diferente que ofrecer a los clientes que llegan a sus apartamentos turísticos fue como el llanisco comenzó a darle vueltas a varias ideas, quedándose finalmente con la de un laberinto tras conocer en persona el que ya existe en la vecina Cantabria. «Vi que allí tenía bastante éxito pese a no ser una zona con mucho turismo, así que pensé que aquí también tendría que funcionar». Así, contactó con un amigo topógrafo y entre los dos diseñaron sobre el papel el laberinto. «Luego lo marcamos con cuerdas sobre el terreno y fui a Madrid a comprar los cipreses Leylandis para ir plantándolos uno a uno», relata Esteban Amieva. E indica que la finca pertenece a su suegro y llevaba un tiempo en desuso. «Antes había ganado en casa, pero desde hace un tiempo ya no y nos pareció el lugar idóneo para plantar el laberinto, pues tampoco queríamos irnos fuera de donde tenemos los negocios», explica.

Porque si bien este llanisco natural de Posada tiene diversas iniciativas empresariales, la suya es una familia de hosteleros, de ahí que tenga amplia experiencia tratando con turistas. «La verdad es que a la hora de poner en marcha el proyecto no tuvimos ningún problema e incluso el concejal de Turismo de Llanes, Iván García, se mostró entusiasmado cuando le conté la idea», asevera Amieva, si bien reconoce que a veces es complicado emprender en la zona rural. Eso sí, anima a sus vecinos y a quienes deseen afincarse en la comarca oriental a dar el paso, pues, considera, «hacen falta más iniciativas de este tipo para que nunca más nos quedemos en blanco cuando los visitantes nos preguntan por planes que hacer fuera de las playas y las rutas de senderismo». Y es que, recalca, si bien el oriente es un paraíso y sus playas «de lo mejor», también «es una zona con mucho potencial para poner en marcha proyectos novedosos».

Eso sí, un laberinto de cipreses no crece de un día para otro y, en este caso, fueron necesarias grandes dosis de paciencia, pues aunque los árboles se plantaron a finales de 2017, no fue hasta este verano cuando estuvieron listos para que el laberinto abriese sus puertas. «Hubo que esperar más de tres años no solo para que crecieran, sino para que formasen una pared entre sí y, de hecho, todavía se tienen que tupir más», explica Amieva. E indica que este mismo otoño tiene pensado adquirir otros tres mil ejemplares para duplicar el tamaño del laberinto, que actualmente tiene veinticinco metros de ancho por cien de largo. «Queremos que sea el más grande de España», indica, y apunta que, no obstante, quienes lo deseen podrán hacer solo la mitad del recorrido, ya que está pensado principalmente para niños.