EMILIO GARCÍA LONGO. ALCALDE DE PARRES – 5.170 HABITANTES
«A veces a los concejos de una comarca nos pierden los localismos. La cooperación y el entendimiento son factibles»

OCTAVIO VILLA

Arriondas. «Emilio, es que tienes un problema. Cada vez que un vecino entra a contarte lo suyo, igual echas dos horas con él». Se lo dice al alcalde la concejala de Turismo, Sandra González Bulnes, en el despacho de la Alcaldía en la Plaza del Cañón. Él, Emilio García Longo (Arriondas, 1966), antes que alcalde socialista fue concejal de Cultura y de Políticas Sociales, y esta última competencia la sigue ejerciendo. Oficialmente y de vocación. Y explica que «en la zona rural hay un problema de incomunicación brutal, y hay vecinos que vienen a verte para contarte sus preocupaciones, porque, aunque en ocasiones no sean competencia del Ayuntamiento, necesitan expresarlas. O que les escuches, aunque no haya ningún problema concreto, y cuando les preguntas en qué les puedes ayudar, te dicen ‘no, en nada, pero ya marcho más tranquilo’». Lleva nueve años de alcalde y también estuvo al frente de la mancomunidad, y es un convencido de que en muchas ocasiones «nos pierden los localismos», frente a lo que propone que «entre municipios, la cooperación y el entendimiento son factibles. Por cierto, que recuerda a la matrona que le trajo al mundo, «Esther Gutiérrez, a la que generaciones de parragueses le deben la vida. En la noche en que Álvaro Palacios, el teniente de alcalde, nació, atendió a tres partos en tres pueblos distintos. Le debíamos un reconocimiento, y va a tener una calle».

–Habla en clave de comarca. ¿Qué papel debe jugar Parres?
–Cuando fui presidente de la Mancomunidad de Concejos del Oriente defendí que teníamos que apostar por esta comarca nuestra y que teníamos que superar un poco viejos localismos que no conducen a nada. Arriondas es la puerta de entrada a la comarca y con buen criterio se decidió que el hospital comarcal estuviera aquí.

–Para confirmar esa centralidad de Arriondas ¿no haría falta algo como aquel proyecto de la autovía del Sella? ¿Una comunicación digna con León por Los Beyos? ¿Mejor acceso hacia Cangas, Covadonga y Cabrales? ¿Mejoras en la N-634 hacia Oviedo?
–La Autovía del Sella no, porque además fue un proyecto que en su momento generó un rechazo social importante. Tal como estaba diseñada, no venía a resolver nada. Tenía un impacto sobre vegas del Sella enorme. Veamos. Hay dos cuestiones fundamentales. Toda la comunicación de esta comarca con el centro neurálgico de Asturias, Oviedo, Gijón y Avilés, se sigue vertebrando en una parte muy importante por la N-634. Es una vía de comunicación que se diseñó en 1868-70 y que a partir de ahí sufrió pocas reformas, más allá de la que se hizo en los años 70 cuando se amplió un carril. El diseño es el mismo, el trazado es el mismo y es una carretera totalmente obsoleta. Los alcaldes afectados estamos de acuerdo y demandamos un proyecto que ya hay, con aplicación de recursos, para intervenir en ese itinerario. Y hay un proyecto al que no podemos renunciar.

–Dígame cuál.
–El del túnel del Fito, para conectar con la autovía A-8 (entre Caravia y Colunga). No es ninguna obra faraónica, no tiene un gran impacto económico ni ambiental y nos pondría a muy pocos minutos de la autovía.

–Pero no solucionaría los atascos entre Arriondas y Cangas.
–Quienes vienen de Madrid o Barcelona se ríen cuando les hablamos de que aquí hay atascos. Hay días y horas concretos en julio y agosto en que sí hay saturación. No es una constante, no es un problema que vivamos ni los que recibimos allí habitualmente durante todo el año. El problema es mayor entre Oviedo y Arriondas.

–No se me va de la memoria la imagen de Arriondas inundada por el desbordamiento de sus ríos.
–Se han invertido 30 millones y las obras van muy avanzadas. En Arriondas se ven muros de contención, que son la parte más visible, pero la más pequeña. La menos importante. El proyecto es muy complejo. El antes y el después lo marcó junio de 2010 cuando se produce la gran avenida que arrasó todo, y eso que afortunadamente no hubo que lamentar daños humanos. Pero el resto fue un desastre. Eso nos puso en el punto de mira y se redactó un proyecto en un año. Pero luego se pasó años en un cajón. Finalmente conseguimos desatascar eso y ahora se están ejecutando las obras, en tres fases, mediante un convenio entre la Administración General del Estado, a través del Ministerio Transición Ecológica, Confederación Hidrográfica, el Principado y el Ayuntamiento. Son unas obras de ingeniería hidráulica muy complejas, pese a que durante mucho tiempo lo que se proyectó de la obra era simplemente levantar los muros. Lo importante de la obra es lo que no se ve. Esto es, lo que va por debajo. Pozos de tormenta, separación de las aguas pluviales de las otras, drenajes, sistema de depuración… Es una obra potentísima y estamos ya con la primera y la segunda fase muy avanzadas. En breve iniciaremos la tercera fase, que es la de la zona del río Chico.

–Comentaba antes de la entrevista que hay un problema de vivienda. ¿El encauzamiento puede sacar de la zona de inundabilidad terrenos que se puedan emplear para vivienda?
–No lo sabemos. Está en revisión el Plan Hidrológico Nacional, y si se genera suelo también puede ser industrial o equipacional, que tampoco sobran.

–¿Está saturado el Sella de canoas? Los pescadores dicen que sí.
–Hubo un tiempo de guerra cruel entre pescadores y canoas. Después, durante muchos años, se consiguió equilibrar una práctica con otra. La situación no es la misma ahora que hace diez años, pero tanto aquí como en otros muchos concejos, hay un plan de sostenibilidad turística, hay un plan de acción sobre el Sella. Crearemos una mesa de trabajo con todos los afectados por la cuestión, pescadores, empresas de turismo activo, Administración, para diagnosticar lo que está ocurriendo y ver cómo reordenamos todo esto precisamente. Reequilibrando los usos y sobre todo con la perspectiva de que siga siendo un recurso, pero sin perder de vista que es un espacio natural que hay que conservar, hay que proteger y que para eso hay que actuar.

–Hubo en su día un ferrocarril a Covadonga, y con Ribadesella y Oviedo hay cercanías. Pero todo es muy mejorable, ¿no?
–El tranvía a Covadonga funcionó muchos años. Recuperarlo no es imposible. Unas cosas pueden ser más utópicas que otras, pero hay que tener utopías para que después haya realidades. Uno de los problemas de la comarca como tal es la movilidad, tanto con el resto de Asturias como de movilidad interna, sobre todo teniendo equipamientos en Arriondas que dan servicios a todos los concejos del Oriente. En esto hay un trabajo pendiente importante, tanto en cuanto a la carretera como en el ferrocarril, que sigue siendo una asignatura pendiente aquí y que tiene un potencial enorme.

Castañes y vino parragués

–Asturias desaprovecha mucho la castaña y aprovecha poco la avellana, que aquí son seña de identidad. ¡Y resulta que ahora empieza a haber vino de Parres!
–En el sector primario, que antes del turismo aquí siempre fue el fundamental, ha habido grandes cambios. Antes en los pueblos todos tenían vacas, pero dos, tres o cuatro. Ahora igual hay un solo ganadero por pueblo, pero con 150 ó 200. Es un sector que se profesionalizó y se tiene que profesionalizar más, se quiere competir en los mercados. Y en agricultura también se está dando esa transformación, pero por ejemplo en la castaña, un recurso que tenemos totalmente desaprovechado, no hay relevo generacional y tiene dificultades en la comercialización, aunque hay experiencias en Galicia, El Bierzo o Zamora donde supieron aprovechar ese recurso natural y convertirlo en una actividad económica pujante y comercializar y transformar y dar valor añadido al producto, que es una cosa que aquí no hicimos.

–Y el vino.
–Sí, cuando el promotor me habló del proyecto, sus enólogos me convencieron de sus bondades y de que la falda sur del Sueve era el sitio, el lugar, para un proyecto de éxito. Y bueno, yo creo que uno de los problemas que tenemos los asturianos en general es que tenemos dificultad para creernos las posibilidades que tenemos. Yo creo que Asturias es una tierra de oportunidades en todos los ámbitos, todavía muy desaprovechada y en parte muchas veces porque los propios asturianos no creemos en ese potencial. Entonces, ¿qué pasa? Que de repente viene un promotor de otro lado del mundo y pone en marcha no sé qué, y pasamos una fase en la que nos planteamos que si está loco, a darnos cuenta de que tienen que venir los de fuera a enseñarnos. Y en ese proceso estamos, con el vino de Parres empezando a triunfar en los mercados gourmet.

SU LUGAR ESPECIAL

Con los mayores
Emilio García Longo es uno de esos alcaldes a los que se les nota que su lugar es la Administración local. El contacto con la gente, con sus necesidades. En su despacho, habla de los expedientes que tiene sobre la mesa con nombre y apellido «porque una solicitud de licencia tiene detrás el sueño de un vecino». Cuando se le pregunta por un lugar al que se sienta vinculado, no duda: «la residencia de mayores, porque muchos de ellos son personas que sufren de soledad no deseada y tendríamos que respetarles y quererles más, como los vecinos que son y por todo lo que nos aportan». Y voto a bríos que entrar con él en la residencia tiene su peligro: Se nota que quiere y es querido, y todos tienen una palabra amable mutua.