DANIEL PÉREZ. HELADERÍA ARTESANAL EL ASTURIANO – ALMUÑA (VALDÉS) – 874 HABITANTES
De la música a los helados. Daniel Pérez renunció a su plaza de profesor y reformó una nave de 400 metros cuadrados de sus padres para dedicarse a la heladería artesanal con la idea de «transformar la leche»
MARÍA AGRA
En Almuña, un pueblo ubicado a dos kilómetros de Luarca, David Pérez crea y elabora helados artesanales bajo la marca El Asturiano. Su historia es, cuando menos, curiosa. Profesor y miembro de la Banda de Música de Oviedo –donde llegó a ser fliscorno solista–, en 2015 se vio obligado a combinar la docencia y la música con las labores de heladero en un punto de venta en Luarca porque no estaba atravesando una buena situación económica. Estuvo así durante tres años, hasta que, en 2018, renunció a su plaza en el Colegio Rural Agrupado de Moanes para dedicarse exclusivamente a la heladería. «Huí de esa comodidad del funcionario y me monté aquí a sabiendas de lo que hacía», cuenta Daniel, quien se considera «la envidia de cualquier obrador» al haber conseguido permanecer en su pueblo natal. Para él, además, es un lujo porque puede conciliar la vida laboral y familiar. «El otro día estaba jugando con mi hijo de cuatro años mientras preparábamos helado», presume con una sonrisa de oreja a oreja.
El negocio surgió de la idea de transformar la leche. Donde ahora hay una nave de 400 metros cuadrados, hace unos años había un tanque de leche, una sala de ordeño y muchas vacas. Aunque recibió subvenciones Leader, se lo debe todo a sus padres. De no ser porque la edificación ya estaba hecha no habría podido instalarse allí, así que aprovechó esa inercia y en 2021 pasó de un local de 56 metros cuadrados a la nave de Almuña. «Pensé que iba a ser una pista de baile y ahora resulta que estamos mirando ampliarla porque se queda pequeña».
Pero no todo es coser y cantar. Daniel asegura que no hubo un solo segundo en el que se arrepintiese, salvo cuando tuvo que hacer el papeleo para montar el obrador. «Hubo tanta carga burocrática y tantos problemas para poder reformar el edificio que ahí sí que me arrepentí. Cada problema eran mil euros más». Por eso reclama a la administración que lo ponga un poco más fácil mediante la figura de un funcionario que se encargue de la gestión del papeleo. «Aparte de las ayudas, que están muy bien, lo único que pedimos los jóvenes es ayuda en las gestiones», incide Pérez.
Como trabaja con productos locales y sus proveedores son casi todos de Asturias, el año pasado también tuvo que hacer frente a otro revés con el que no contaba: «El precio de la leche se incrementó mucho. Veníamos de comprar a 0.65 euros/litro y ahora compramos a alrededor de 1.10 euros/litro. No lo sé fijo porque ya me contento con que me llegue», indica. Y es que hace un año hubo roturas de productos tan básicos como la nata o la leche que derivó de un problema europeo muy grande: la contaminación de las bolsas donde va metida la nata, por lo que lo tuvo que repercutir en dos subidas de precio que espera que por fin se estabilicen. En los dos últimos años, Daniel ha tenido un crecimiento que le ha permitido tener dos heladerías (en Cudillero y Luarca), 22 clientes a los que distribuyen y pasar de dos a seis empleados. Ahora mismo tienen 38 sabores y tres proyectos entre manos: helado de orbayu, de casadiella y de milhojas.
Su interés pasa ahora por darle un toque moderno al negocio y está trabajando para introducir combinaciones más sofisticadas. Desde postres hasta «formatos minis, formatos de vasitos, de bombones, mini bombones o asturianinos».