CLEMENTE MARTÍNEZ RODIL. ALCALDE DE SAN TIRSO DE ABRES – 398 HABITANTES
«Creo que somos el único concejo que tiene completado al 100% el proceso de concentración parcelaria agraria y forestal»
OCTAVIO VILLA
El Llano (san tirso de abres). Para llegar al concejo más occidental de Asturias hay que entrar, jugando con el río Eo, en Galicia y volver al Principado. Su alcalde por segundo mandato consecutivo es igualmente un producto de ese sentido de frontera. Nacido en la casa familiar de El Llano de una familia humilde (padre ebanista, madre «que trabajó en muchas cosas, de limpiadora a cocinera, pasando por la piscifactoría» y que «no se jubiló hasta los 70 años»), el alcalde de San Tirso sigue ejerciendo como maestro de primaria en Castropol y en el CRA Ría del Eo, con alumnos de Abres y de Piantón. Fue propietario de una sidrería, trabajó en el precinto de salmones y estudió en Lugo, donde vivió siete años, llegando a afiliarse al PSOE gallego. Algo tienen los sartirseños de frontera, sí, porque hasta para emigrar eligieron, buena parte de ellos, un destino a caballo entre dos países y, a priori, poco previsible: Andorra. «Vas por las calles de la capital y te encuentras a mucha gente de San Tirso», explica Clemente. «Trabajadores de todo tipo, gente que puso negocios, constructores y hasta marmoleros».
–Desde la carretera nacional se aprecia bien que San Tirso es un valle, una vega, y que se ha hecho un buen trabajo de concentración parcelaria.
–Sí, la agraria ya se hizo hace décadas, y la segunda fase de la forestal se acabó no hace mucho. Han sido muy positivas para el desarrollo de la ganadería y del aprovechamiento forestal (íntegramente de eucalipto, para la fábrica de Ence en Navia). Pero también es cierto que eso ha generado 60 kilómetros de pistas forestales que ahora tenemos que conservar nosotros.
–Entiendo que para un concejo de menos de 500 habitantes, eso es una carga importante.
–Pues sí. Hasta ahora teníamos una ayuda de la Consejería de Medio Rural a través de las actuaciones para crear fajas contra los incendios, pero cada año había que presentar un proyecto y no se podía repetir. Y eso suponía entre 15 y 20.000 euros anuales. Ahora vamos a tener más del doble y podremos acometer drenajes y limpiezas de cunetas. Hemos tenido mucha guerra con los madereros, porque de estos montes han salido miles de toneladas de madera, y eso estropea mucho los accesos al monte. Un concejo de menos de 1.000 habitantes necesitaría una financiación específica, y aún más los de menos de 500, porque hay gastos comunes a los que hacer frente tanto si el ayuntamiento tiene muchos como pocos habitantes.
Costes y concentraciones
–Esa teoría es la de la financiación diferenciada en función del coste de prestación de servicios. ¿Se la puede justificar mejor a un ovetense o un gijonés?
–Bueno, en Gijón hay muchos oriundos de San Tirso, igual lo entienden bien. En todo caso, es claro: En Gijón o en Oviedo, por ejemplo, hay tantos vecinos en un par de bloques de viviendas como aquí en todo el concejo. Tenemos una decena de núcleos habitados de una cierta entidad, y muchas casas aisladas. Hay que tener traída de agua, saneamiento, hay que recoger basura, y tenemos que hacerlo con precios contenidos, porque si aplicas las tasas que corresponderían, los vecinos nos echarían. Hay muchos gastos comunes a cualquier municipio, a los que hay que hacer frente tengas los vecinos que tengas, pero con el presupuesto que corresponde a nuestro nivel de habitantes, el 90% del presupuesto se va en gasto corriente, y hay que tener previsiones para imprevistos, arreglos. Una fuga de la traída de agua nos supone no menos de 2.000 euros de gasto. Y eso, aquí, es mucho.
–Volvamos a las concentraciones parcelarias. ¿Qué efecto positivo han tenido?
–Ciertamente, creo que somos el único concejo que tiene toda la concentración parcelaria completada. Hubo muchos menos problemas de los esperados, por la buena labor de la Consejería de Medio Rural. La parte de ganadería, que fue hace unos 40 años, tiene el efecto ya amortizado, y ahora, aunque las ganaderías que quedan son mucho mejores técnicamente y más grandes, de leche van quedando cada vez menos, y de carne hay algunas, pero pocas. Tenemos que trabajar más el relevo generacional, ese es el gran reto que tenemos.
–¿Y en el caso del aprovechamiento forestal? ¿Cuáles han sido los efectos?
–El cambio de las fincas supuso mucha venta de madera, lo que deterioró las vías públicas. Ahora todo lo que se planta es eucalipto, que adquiere Ence. La concentración permitió dar racionalidad al aprovechamiento, porque antes había muchas fincas que no se habían podido cortar, y ahroa todas tienen acceso y mantenimiento. Además, como contaba antes, con la ayuda de la consejería ahora tenemos en marcha un programa cuatrianual que nos permite limpiar todos los años todos los caminos, así como dotar a todos los núcleos habitados de bocas antiincendios.
–Dice que, pese a las oportunidades que ha generado la concentración parcelaria, el gran reto sigue siendo la cuestión demográfica.
–Así es. Tras ese monte –señala al sur desde la ventana de su despacho en el Ayuntamiento–, en Trasdecorde, hace 60 años había escuela y unos cien vecinos. El año pasado falleció un vecino, se fue del pueblo su viuda, y ahora Trasdecorde sólo tiene gente cuando ocasionalmente alguien viene de veraneo a la casa familiar. En el concejo llegamos a tener cinco o seis escuelas, hoy quedan siete niños en la de San Tirso, y eso porque llegaron dos hace poco. Pero hay también buenas cosas. Como que acabamos de estrenar la escuela 0-3.
–¿Con dos, tres niños?
–Dos, pero es un principio. La escuela 0-3 permite mantener y fijar población. Un ejemplo: Hay una vecina que es madre soltera y que trabaja en un supermercado de un concejo vecino. Sin la escuela 0-3 se habría tenido que ir a vivir allí, y no hay que olvidar que quienes vivimos en la zona rural tenemos los mismos derechos que quienes viven en zona urbana.
–Los servicios públicos cuestan más en la zona rural, le argumentarán. Defiéndase.
–Pensar sólo en el coste es cortoplacista. La riqueza de Asturias está en mantener el medio rural vivo, disponible para ser visitado y para vivir en él. Y hace falta una inyección de fondos europeos, pero pensando en ellos como una inversión de futuro, porque Asturias, sin el rural, no es Asturias. Y no se olvide de lo que le digo: Esta tendencia se acabará revirtiendo, y el mundo rural tendrá futuro.
–¿Está hablando de turismo de calidad?
–También, pero no sólo. Mire este valle. Es un lugar precioso –doy fe– y está muy bien comunicado, se puede vivir aquí aunque se trabaje en A Pontenova, en Ribadeo o en Vegadeo, y estamos mucho más accesibles que Los Oscos o Taramundi.
–Con Los Oscos tienen en marcha un Acuerdo de Colaboración Intermunicipal.
–Sí, y es lógico. El coste de prestar y mantener determinados servicios es muy elevado, y nosotros sólo tenemos un empleado municipal para ello. Estamos estudiando contratar una empresa que nos lleve esos mantenimientos para los cuatro concejos, compartiendo gastos y con ayuda del Principado. Por cierto, que a las empresas que concurren a la concesión de la prestación de servicios como el del agua en las grandes ciudades de Asturias, les diría si estuviese en mi mano que junto a esos contratos, que son muy lucrativos, tendrían que asumir el servicio de los pequeños municipios.
–Explíquese.
–Ganaderos y agricultores son quienes mantienen vivo el territorio, y eso tiene un valor que la sociedad tiene que asumir. Y esa es una medida en ese sentido.
Fusión o mancomunidad
–Todos los alcaldes de municipios pequeños, pese a lo que me está diciendo, son refractarios a la idea de una posible fusión municipal entre varios concejos pequeños para afrontar esos costes. Incluso las mancomunidades no son del gusto de todos.
–Parece lógico pensar en fusiones municipales, pero también hemos de revertir la pérdida de población, y piénselo así: Si San Tirso fuese parte de otro concejo mayor, no tendríamos ni la cuarta parte de la dotación de servicios que tenemos ahora. Sí creo que hay que mancomunar algunas cosas. Con la maquinaria no ha funcionado, pero creo que en algún momento tendremos que volver a ello. En todo caso, yo soy más de mancomunar que de fusionar, y para ello no uso sólo los sentimientos, también la razón.
–Y falta vivienda, pese a perder población.
–Pues sí. Gracias al anterior director general de vivienda pudimos llenar los tres bloques de viviendas sociales, porque relajó los requisitos. Antes se nos iban más los jóvenes, ahora necesitaríamos una nueva promoción y rehabilitar mucha vivienda vacía. Todos los meses viene alguien buscando vivienda en San Tirso, y se acaban yendo, porque no hay, o porque los pocos terrenos disponibles están a precios no asequibles. En ese sentido, tenemos que actualizar el Plan Urbanístico, que está obsoleto y no sólo nos limita mucho dónde construir, sino también qué materiales utilizar para ello.
SU LUGAR ESPECIAL
La playa fluvial
Muy cerca de la casa donde nació en 1965 se encuentra la playa fluvial del Eo a su paso por San Tirso. Recuerda Clemente que «allí, entre la playa del río, subiéndonos a los árboles y jugando en el campo de fútbol (hoy un aparcamiento) nos pasábamos los veranos de la mañana a la noche. Y nunca nos pasó nada a ninguno. Algo de suerte también tuvimos». Lo dice con una nostalgia no exenta a los tiempos actuales: «Ahora, si un neno se sube a un árbol, se cae seguro, porque no están de ello. Ahora no ves a uno sin un adulto, ni ves a varios jugando solos por el pueblo. Es una protección excesiva, y luego, cuando se sueltan ya como adolescentes, desfogan demasiado». Lo dice un maestro; algo de esto debe saber