CATHI MCGILL. PERIODISTA – CUERRES (RIBADESELLA) – 158 HABITANTES
Sombrero de paja. Galesa hija de irlandés, tras una larga carrera profesional en Londres como reportera de la BBC encontró en un pueblín del oriente asturiano el lugar en el que cultivar su huerto y una vida sencilla entre sus vecinos. Ha relatado su experiencia en un libro
PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA
En el laberinto de vías que cruza la aldea de Cuerres, Cathi Mcgill nos da una pista infalible para localizar la casa que compró hace dos décadas: «Tiene una bandera de Gales y otra de Asturias». Son los dos universos vitales de esta periodista que trabajó cubriendo para la BBC desde Londres toda clase de conflictos internacionales: «Estaba en la redacción, por suerte no tuve que ir a zona de guerra, pero lo vi todo. Lo que se podía emitir y lo que no. He viajado bastante, ahora no tanto. ¿Que he encontrado aquí? El equilibrio», explica, tras una larga pausa para responder. Su experiencia como vecina de este pueblín, la ha relatado en un libro, publicado por la asociación Amigos de Ribadesella en español y galés: ‘Con sombrero de paja y katiuscas’ (Delallama).
Así se ve Cathi en el pueblo cada día, cultivando su huerto y sus frutales, como una campesina de lo cotidiano que no ha perdido el oficio ejercido durante más de treinta años: «Sigo siendo periodista al preguntar el nombre de cada insecto, cada planta, cómo se da mejor o intentando trazar la compleja telaraña de relaciones que une a los vecinos. La solidaridad grupal es la característica en Cuerres», apunta. Llegó al Principado en 2001 con su marido, Gaeron –ingeniero de telecomunicaciones también en la BBC– para recorrer los Picos de Europa: «La bruma frustró la excursión y acabamos en la costa. Fue entonces cuando pensamos que estaría bien tener una casa tan cerca del mar y de la montaña. No fue fácil, aún no había empezado el boom del oriente, existían pocas inmobiliarias». La encontraron en esta aldea y el abogado que gestionó la operación en Londres, un leonés que había estudiado en Oviedo, intentó disuadirlos: «¡Si en Asturias nadie compra casas!», evoca entre risas.
La galesa subraya lo distintas que eran las cosas recién estrenado el siglo en este rincón: «Cuando nos vinimos no había teléfono. Lo pusieron siete años después. Me avisó una vecina: ‘¡Están poniendo postes!’. Y ahora hace un semana llegó la fibra óptica. Eso cambia todo, es muy importante para Cuerres y para todos los pueblos porque hay gente que podrá trabajar desde casa. La carencia sigue siendo el transporte público, sin coche no puedes desplazarte», asegura. Entre las similitudes que observa entre su país natal y nuestra región, aparte de «la topografía casi igual a la de mi zona en el suroeste o la tradición campesina y ganadera, son tierras que han tenido una industrialización importante e incluso ahora la presencia de grandes empresas, pero su historia ha sido la de la explotación de sus recursos con un capital que se iba fuera». En el país del dragón, explica que también apuestan por el turismo: «El problema es que quienes compran casas en el campo son ingleses y la gente de allí no puede alquilar por los altos precios. Algo parecido podría verse aquí», apunta. En su visión: «El turismo está bien, pero no todos pueden abrir un restaurante o un hotel, una economía debe apostar por lo productivo».
Para ilustrar su reflexión Cathi cuenta una leyenda galesa en la que el hada de un lago le pregunta a un campesino si quiere tener su corte (establo) limpia o sucia. Él responde lo primero y todo su ganado se muere. «Esto es bonito y se da bien todo, pero hace falta producir», opina.