CARMEN GONZÁLEZ Y JOSÉ GONZÁLEZ. CASA REINAL (SAN ESTEBAN DE PRAVIA)  – 426 HABITANTES
Reinventarse. Tras más de 20 años al pie del cañón al frente de su negocio, Jose y Carmen González han sabido dar con la fórmula para acercar su tienda de regalos tanto a los turistas como a sus vecinos

LUCÍA LÓPEZ PÉREZ

Naturales de San Esteban de Pravia, Jose y Carmen González se han mantenido «desde siempre» con los pies en el lugar que los vio crecer. Ellos mismos han sido testigos de la evolución de un pueblo con un pasado minero y pesquero del que ahora solo queda el recuerdo, reflejado en las dos características grúas que se alzan amarillas e imponentes en lo más visitado de su paseo marítimo. «Pasamos de ser un pueblo de 4.000 habitantes, con mucha actividad, hace 50 años, a lo que es ahora», recuerda Jose González, quien echa especialmente de menos la presencia de más niños en el pueblo. Sin embargo, San Esteban supo reinventarse, ejemplo de ello es que «con el fin de las labores carboneras en nuestro puerto, en la década de los 60 o 70, empezamos a tener desagüaces de barcos» lo que hizo que, pese a la pérdida de población, el pueblo no perdiera su vida.

Como San Esteban, Jose González también supo reinvertarse. Tras haber comenzado la carrera en Química en la Universidad de Oviedo, algo que descubrió que no era para él, y posteriormente haber iniciado sus estudios en programación, González sintió la curiosidad de vivir la experiencia de regentar un negocio, un deseo que le llevó a abrir su primera tienda en San Esteban. «Estuve estudiando unos años en Oviedo. No acabé la carrera, así que volví para aquí y fue cuando abrimos una tienda pequeña». Corría 1990 y pese a que en su familia no existía la tradición de llevar un negocio –pese a que una parte sí que regente una tienda–, González decidió apostar por ello: «En aquel momento se traspasaba una droguería aquí, en San Esteban y una de las veces que vine pregunté por el alquiler, por curiosidad, aunque al final no lo alquilé y opté por otro más pequeño».

Fue durante esa época de despertar emprendedor, en la que su hermana, Carmen González, también abrió, junto a su marido, la tasca ‘El Puerto’, ubicada justo al lado de la actual ‘Regalos Reinal’, la tienda a la que se mudaron ella y su hermano en 2002 y gracias a la cual se han acercado a sus vecinos: «Conocí a los vecinos de San Esteban cuando abrí la tienda. De chiquillo conoces un poco, pero la relación no es la misma». Pero el tiempo pasa y González es consciente de ello, así lo nota en la población de su pueblo que «pese a que han llegado algunos vecinos nuevos, cada vez es más mayor. La mayoría tiene de 80 años para arriba». La huella del tiempo también se refleja en que desde los inicios de la tienda, las cifras de población de San Esteban han disminuido casi a la mitad, pues en 2001 el pueblo contaba con 790 habitantes, mientras que en 2021 habían bajado a 426. Estas cifran hacen que González sea más consciente del envejecimiento de un pueblo en el que «vivimos del visitante, así que el verano es muy bueno, pero el invierno muy duro».

Jose González tiene claro que el asentamiento de alguna empresa en el Bajo Nalón, que «actualmente vive del sector servicios», sería el empujón que San Esteban necesita para repoblarse. «La gente que viene aquí no suele asentarse. Lo interesante sería fijar esa población todo el año para no depender de un verano en el que puede fallar el tiempo». Pero pese a los inconvenientes, González no cambiaría por nada su vida en San Esteban y menos tras la pandemia, donde sintió más que nunca el calor de sus vecinos. «Ves la buena vecindad, el buen trato. Pasé muchos nervios al reabrir la tienda y todos se volcaron con nosotros. Eso no se puede compensar con nada», recuerda.