Foto: Patio trasero del Palacio de Mon, con su capilla. El conjunto se rehabilitará en breve. / O. Villa
La Diadema de Valderexe. De los castros a los palacios barrocos, San Martín habla de épocas de abundancia en forma de orfebrería, ganado y señoríos
OCTAVIO VILLA
Cuando castros como los dos de Bousoño tienen un sistema defensivo pasivo tan laborioso de instalar como los caballos de Frisia (un campo de estacas o piedras afiladas hincadas en el suelo y ocultas de la vista del atacante) es que lo que se protege es muy valioso. Lo que hoy es San Martín se enmarca en una zona de buenas tierras ganaderas y abundantes recursos mineros, oro incluido, como el que hace unos 3.000 años ya se trabajaba con maestría en la comarca en piezas como la Diadema de San Martín o de Valderexe, que, fragmentada, aún cautiva miradas en grandes museos como el Arqueológico Nacional de Madrid o el de Saint Germain-en-Laye y una reproducción en el Arqueológico de Asturias, en Oviedo. Una delicadeza que contradice al prejuicio sobre la presunta rudeza de la cultura castreña.
Una muy cuidada reproducción se puede ver en el Museo Arqueológico de Asturias, en Oviedo, muy cerca, por cierto, de la casa natal de Alejandro Mon, el que fuera presidente del Gobierno en 1864 y ministro de Economía en varias fases. Nació en Oviedo, sí, pero con origen familiar en San Martín de Oscos. De este concejo fue también otro presidente, en 1808, Arias Antonio Mon y Velarde, en su caso del Consejo de Castilla. Fue quien firmó el decreto de destitución del Príncipe de la Paz, Manuel de Godoy, Los Mon, partiendo desde su palacio de la localidad que lleva su nombre en Los Oscos y de la capacidad económica que su señorío sobre aquellas tierras les proporcionaba, ejercieron algunas de las principales magistraturas de España y de la América española a lo largo de tres siglos.
Hoy, el palacio barroco aún se levanta, imponente, pero también con una cierta incongruencia a los ojos actuales, en una localidad que apenas tiene un habitante. El Ayuntamiento defiende que su rehabilitación, ya acordada con la Consejería de Cultura, sirva para acoger una escuela de gastronomía de primer nivel nacional. El palacio, con dos hermosos patios interiores y que resulta un compendio de artes y técnicas constructivas digno de admirar, da pie para ello y para mucho más. De hecho, acogerá también salas para eventos culturales y junto a su rehabilitación se acometerá el saneamiento integral del pueblo.
Aún en su actual estado es impresionante de ver, con dos de los escudos heráldicos del siglo XVII mejor conservados y de mayor tamaño de toda España, labrados en su fachada.
No menos impresionante, y en la misma capital, San Martín, están el palacio de los Guzmán, que la familia Rubiero Quindós levantó en el siglo XVIII y que hoy acoge el Ayuntamiento y distintas dependencias municipales, en un pequeño cogollo en el que destacan también la iglesia parroquial de San Martín, reformada en el siglo XIX pero con origen en el prerrománico, y a apenas unos metros del icónico hórreo teitado, que también merece una visita.
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