BELARMINO FERNÁNDEZ FERVIENZA. ALCALDE DE SOMIEDO  – 1.083 HABITANTES
«La marca del parque natural y del concejo es muy potente. Quien haga aquí quesos o chacinas tendrá un mercado enorme»

OCTAVIO VILLA

El año que viene, Belarmino Fernández Fervienza cumplirá nada menos que 30 años como alcalde. Ha vivido una transformación extraordinaria de un concejo que hoy es un referente nacional en la lucha frente a los desafíos del reto demográfico. No en vano se firmó en Pola de Somiedo la llamada Declaración de Somiedo, con apoyo de todas las comunidades autónomas. Desde esas tres décadas como alcalde y el bagage que le proporcionan, Belarmino, ‘Mino’ para los somedanos cuando se cruzan con él por las calles de cualquiera de los 38 pueblos del concejo o se toman un café con él –ejerciendo así una plasmación de la democracia participativa muy común en los concejos poco poblados–, es también el presidente de la Red de Desarrollo Rural de Asturias. La clave, más que el número de pobladores, es para él que exista una base potente de actividad económica y que ésta tenga garantizado el relevo generacional. En Somiedo, los dos pilares son la ganadería y el turismo, pero él pugna día a día por ampliar y diversificar dicha base.

– Somiedo fue siempre el referente de buen ganado ‘culón’ para los carniceros asturianos. ¿Corre peligro el sector hoy?
– No habría mayor desastre para los ecosistemas que si se abandonase la ganadería, porque es precisamente su actividad de miles de años la que ha hecho que nuestro paisaje y nuestro ecosistema sean como son. Sin la ganadería, que es nuestra actividad económica fundamental, el monte se comería los pastos en muy poco tiempo.

– Para los ganaderos y para los somedanos en general, la declaración del Parque Natural de Somiedo fue un hito fundamental.

– Es el primer Parque Natural de Asturias, de 1988, y la primera Reserva de la Biosfera, junto con Muniellos. Hemos recuperado el oso, que entonces igual no había 30 en toda la cordillera y ahora nos acercamos a los 400. Y nos ha hecho ser reconocidos no sólo en España, sino en toda Europa. El único problema es que podamos morir de éxito.

– ¿En qué sentido?

– De que cualquier cosa que se hace en Somiedo se magnifica. La gente no tiene memoria histórica, y hay quien quiere prohibir todo por el oso. ¡Oiga, que hemos sido nosotros quienes lo hemos recuperado! Y eso que ya somos el parque natural más restrictivo de España para los usos públicos. Un 40% de Somiedo no se puede visitar, porque es zona de restricción especial, lo que equivale a que tenemos en ese régimen una superficie equivalente a dos veces el bosque de Muniellos.

– Pero el parque lo cambió todo a mejor, ¿no?

– Es cierto. En ese momento había un éxodo masivo, se habían cerrado las minas de hierro de Saliencia y de cinabrio (mercurio) de Caunedo, y las explotaciones ganaderas tenían entonces una media de doce cabezas de vacuno.

– ¿Y ahora?

– Alrededor de setenta. Tenemos unos 130 ganaderos a título principal, de los 200 que tienen actividad, y se sanean más de 7.000 cabezas en cada campaña. Ha habido una apuesta clara por la actividad ganadera, y somos, con alguna zona de Cangas del Narcea y de Lena, donde mejor se ha mantenido la genética de la raza asturiana de los valles. Mantenemos cuatro ferias anuales, dos en Pola, el 1 de noviembre y el 30 de abril; y dos en El Puerto, San Pedro y Nuestra Señora, además del certamen nacional de Asturiana de los Valles, que este año llegó a la edición número 31. La práctica totalidad de ganaderos son muy profesionales.

– Pero tienen el problema de la edad. Más de 55 años de media, los titulares de las explotaciones.

– Cierto. Tenemos capacidad para tener cabaña ganadera incluso más profesionalizada. Tiene un apoyo muy importante, por la Política Agraria Común de la UE y por las correspondientes a estar dentro de un parque natural, y en subvenciones directas a los ganaderos hay unos dos millones anuales. La renta media de los ganaderos es buena. Eso sí, tenemos que invertir mucho más en el mantenimiento de los pastos, me refiero a los desbroces y a la constante mejora de las infraestructuras. Y sobre todo, es muy complicado el relevo generacional, aunque el año pasado se nos incorporaron seis ganaderos jóvenes. Pero es muy complicado, incluso aunque se ha subido hasta a 100.000 euros la prima por incorporación agraria.

– ¿No hay relevo que garantice la continuidad de las ganaderías?

– Es que la ganadería es una actividad en la que hay que haberla vivido desde pequeño para ponerse al frente de una explotación. Tiene que haber formación y nos planteamos el reto de conseguir nuevos pobladores, de traer e incorporar gente a la ganadería que vengan ya con esa mentalidad y esa formación. Hoy se puede vivir muy dignamente de la actividad ganadera.

– Da la impresión de que Somiedo está lleno de potencialidades, más allá del ganado y el turismo o, incluso, desarrollándolos. ¿Quizá un poco desaprovechadas?

–Es cierto que tenemos una potencialidad enorme tanto por nuestra producción ganadera como por la marca que supone ahora el Parque Natural de Somiedo. La abundancia de agua y su calidad y la potencia de hidrogeneración, también. Es lo que menos hemos desarrollado, y tenemos un campo inmenso para crecer, porque la pequeña industria de transformación agroalimentaria es un campo inmenso para crecer. Si alguien recupera con visión de negocio los elaborados cárnicos que se hacían y aún se hacen en las casas de Somiedo, tendría muy buenas perspectivas, porque hay visitantes todo el año y la marca del parque natural y del concejo es muy potente. El primero que haga quesos o productos chacineros aquí va a tener un mercado enorme.


– Paradójicamente, pese a que la zona rural en general, y la de montaña en particular, se vacían, hay un problema de acceso a la vivienda. ¿Aquí también?

– Tenemos un buen plan urbanístico. Sólo con recuperar casas y cuadras se podrían hacer miles de viviendas en Somiedo. Empezamos a tener el problema de las viviendas vacacionales, que a su vez está generando escasez de inmuebles en Pola para los trabajadores, como en todas las zonas turísticas. Nuestro plan urbanístico y las restricciones del parque implican, y esto lo digo como algo positivo, que no se pueden construir infraestructuras turísticas fuera de los núcleos de los 38 pueblos del concejo, ni hoteles de más de 36 plazas.

– Esto último tiene un objetivo…

– Sí, se busca que sean pequeños negocios familiares. Hoy hay 90 negocios relacionados con el turismo en Somiedo. Tenemos que ordenar bien el turismo, y por ejemplo estamos haciendo aparcamientos para que los vehículos no se metan en las rutas, que son exclusivamente para ir a pie. Ojo, antes nos denunciaban algunos ecologistas porque había autocaravanas en lugares como La Farrapona. Se han abierto campings espectaculares que cumplen todas las normativas del parque, están en zona urbana y tienen todos los servicios, y los ecologistas lo denunciaron también. Cubrimos con transporte público el traslado a La Farrapona y a Valle de Lago, y se pondrán en marcha líneas a Villar de Vildas y El Puerto. Y eso también les parece fatal a los ecologistas. Protestan por todo. Y eso que en el próximo Plan de Uso vamos a ampliar la zona de de especial protección del parque (incluyendo los encinares entre Pola y Castro).

– Está a debate la tasa turística.

– Los ayuntamientos tenemos un gran problema de financiación. El Fondo Estatal se distribuye al 75% por población y el 25% por el tema impositivo. Y el territorio cuenta un 0%. Puedes tener 1.100 habitantes en 10 kilómetros cuadrados o en 291, y te cuenta lo mismo, aunque prestar los servicios es muchísimo más caro. Es una aberración. Se tendría que tener en cuenta la superficie, la población, la altitud… A las ciudades, el Estado les aporta el 40% de sus presupuestos, y a concejos como Somiedo, apenas el 8%. La explicación teórica es que las ciudades prestan más servicios, pero la realidad es que damos servicios para todos, como por ejemplo mantener abierto el puerto con dos metros de nieve, y nadie nos lo financia. Y este es un problema no para Somiedo, sino para todos los municipios rurales.

– ¿Y la tasa turística?
– Yo soy jacobino, debería ser una tasa estatal que se aplicase en todos los municipios. Quien más alojamientos tiene sufre también más sobrecostes por lo que conlleva tener más visitantes. Lo que no se puede es competir unos con otros en quién aplica la tasa y quién no. Soy partidario de la armonización fiscal a nivel estatal, me parece una vergüenza que el impuesto de Sucesiones se elimine en Madrid. En España parecemos reinos de taifas.

– Y crecer…

– Buscamos nuevos pobladores para emprender y garantizar el relevo generacional. Se han cerrado negocios por jubilación, no por falta de viabilidad económica. Es una oportunidad enorme. A través de mecanismos como los Leader y el tíquet del autónomo estamos buscando nuevos pobladores, incentivándolo en las redes sociales. El nuevo periodo de los Leader se centra en los nuevos pobladores. Además, con las nuevas tecnologías se puede trabajar desde aquí. Tenemos un gran centro de empresas en el que facilitamos la instalación de emprendedores, y fibra en todas las poblaciones.

 

SU LUGAR ESPECIAL

Arbellales
Belarmino Fernández nació en este pueblo, en la subida a La Farrapona, hace 66 años. Octavo hijo de una familia de nueve hermanos, en lo alto del lugar aún se levanta la casa familiar, mientras que él y varios hermanos tienen sus domicilios repartidos por un pueblo que, cuentan los más veteranos, se movió de su ubicación original en el castro viejo a la actual «porque estaba más cerca del río y daba más el sol». Recuerda que cuando era niño y estudiaba en el Seminario, «de Arbellales a Oviedo tardaba seis horas; tres a pie por el camino de La Malva, y otras tres de La Malva a Oviedo en el ALSA. Hoy voy en poco más de una hora».