Los expertos destacan el plan de «concertación» de fincas de Moal y su ejemplo de colaboración entre los vecinos y los técnicos del Principado

O. VILLA

No adelantó el presidente del Principado alguna de las medidas que en la zona rural asturiana se esperan como agua de mayo, tales como la discriminación fiscal positiva para los emprendedores en zonas rurales despobladas o deprimidas, un contundente plan de mejora de las infraestructuras de comunicaciones y de los servicios públicos en la zona rural o la ampliación de la cobertura 5G a todas las zonas de Asturias con actividad ganadera. No. Pero ayer, en la clausura de la jornada Moal, una economía agroecológica para la aldea del siglo XXI, el presidente sí lanzó una clara apuesta por un concepto relativamente nuevo, el de la «concertación parcelaria» (diferente al de ‘concentración’) para recuperar parte de los muy extensos terrenos actualmente baldíos o infrautilizados para la producción agroalimentaria en la zona rural, como base para la reactivación de buena parte de los pueblos y aldeas de las zonas de la región más castigadas por el despoblamiento.

Barbón incluso reconoció que «superar el decaimiento secular de la aldea nos llevará aún mucho más tiempo todavía que luchar contra la pandemia. Porque en nuestro caso no existe una vacuna, no hay soluciones mágicas ni instantáneas. Estamos dando los primeros pasos, buscando las mejores fórmulas de gestión».

Moal como aldea modelo
La jornada, organizada por el Grupo de Desarrollo Local Alto Narcea Muniellos y presentada por su responsable, Belén Liste, tenía como finalidad presentar los avances de Moal como aldea modelo. Y se hizo desde múltiples prismas. El comisionado para el Reto Demográfico del Principado, Jaime Izquierdo, indicó que «España es una anomalía frente al habitual planteamiento europeo de abordar el desarrollo del territorio con una colaboración entre los expertos y los habitantes de lo rural», que es lo que sí se está haciendo en Moal.

En este valle que marca la entrada a la Reserva de la Biosfera de Muniellos, según recordó el director del Muséu del Pueblu d’Asturies, Xuacu López, «ha habido muchos cambios en las últimas décadas, porque la zona rural es dinámica y cambia». Así, recordó que antes de la minería el pueblo rondaba los 150 habitantes, para superar los 220 durante la fase de máximo impacto de la mina y estar ahora alrededor de 80, si bien con muchos jubilados y con un cierto olvido de las posibilidades de desarrollo que ofrece el campo.

En cooperación con Jaime Izquierdo, la actual comunidad vecinal afrontó ya hace algunos años la búsqueda de «funcionalidad», y en este caso se ha hallado «en una cooperativa de base territorial». Con la colaboración del Serida y de los técnicos de la Consejería de Medio Rural, se ha estudiado y caracterizado el entorno de Moal y su valle para optimizar sus opciones de desarrollo, y además se ha hallado que la disposición de los propietarios de tierras en desuso es, en Moal, la de ceder su uso para facilitar los cultivos y la ganadería en extensivo, pero sin ceder ni la propiedad ni la ubicación de sus respectivas fincas, y siendo compensados por ello «en función de la potencialidad» que se determine para cada finca. «Eso es la concertación parcelaria», explicó José Lago, miembro de la cooperativa Puerta de Muniellos, cuya portavoz, Laura Martínez, añadió que con esta iniciativa, «que ya tiene 62 socios», además de poner en activo todo el territorio útil del valle no buscan solo «el autoempleo, sino atraer a personas, preferentemente jóvenes, que quieran vivir y trabajar aquí».