ALINE DESIR VALEN. ENVIDRIA (OVIO) – 66 HABITANTES
Orfebrería. Aline Desir lleva casi tres décadas trabajando el vidrio y aprendiendo de los mejores profesionales por todo el mundo, pero hace 20 años encontró su hogar en Ovio, donde ha creado su taller
LUCÍA LÓPEZ PÉREZ
Nacida en Alemania, afincada en Zaragoza y tras haber viajado por parte del mundo, a Aline Desir la pasión por la artesanía y el campo la llevó hasta Ovio, en Llanes, donde desde hace veinte años ha echado raíces gracias a su taller de vidrio, en el que crea joyas de forma completamente artesanal. La carrera de Aline Desir en este arte surge de la indecisión: «Soy de las clientas que no se decide nunca por qué pendientes comprar, así que un día pensé que lo más fácil era hacerlos yo misma», bromea.
Fruto de esto empezó a aprender de los joyeros zaragozanos: «En Zaragoza hay mucha tradición joyera y antes había muchas escuelas de joyería donde los hijos de los dueños aprendían el oficio para continuar con la tradición. Yo estudié con ellos», explica. Aunque no fue hasta sus estudios de gemología en la Universidad de Barcelona, durante una de sus clases de esmalte –un tipo de material muy fino que en el horno se vidrifica–, que descubrió el vidrio y todas su posibilidades.
Esto hizo que Desir volviera a su Alemania natal, un lugar de gran tradición vidriera, donde durante cinco años estuvo estudiando todo lo que sabe sobre el arte de trabajar este material. Pero el destino tenía otros planes para ella y a su vuelta a España decidió cumplir su sueño de vivir en el campo: «Siempre me ha gustado porque mi madre era de pueblo y nos ha transmitido eso. Asturias me parece el paraíso porque hay de todo». Así fue como se asentó en Ovio, su paraíso particular ubicado en el oriente de Asturias, donde poco a poco fue haciendo realidad su taller de vidrio.
Para ella vivir en el campo es algo que se le hace «muy fácil» ya que su trabajo tampoco le exige desplazamientos ni un lugar demasiado grande en el que asentarse. Sin embargo, Desir se ha encontrado también con dificultades, entre las que destaca la falta de transporte público en los pequeños pueblos que rodean su zona. «La gente mayor tiene un problema a la hora de desplazarse. Ir a Arriondas al hospital te lleva el día entero, por ejemplo. El transporte público es nuestra gran carencia», reivindica. De igual forma, también lamenta la estacionalización de la zona de Llanes, que aunque por ella pase un fuerte reclamo turístico como es el Camino de Santiago, no evita que su trabajo y ventas no se vean tan incrementados como le gustaría.
Desir admite que el Principado tampoco otorga facilidades a su gremio, aunque celebra su reciente incorporación al mercado semanal del concejo. «Hemos conseguido un puestito que da una visibilidad que antes no teníamos. A la gente le cuesta acercarse a ti y así tienes toda tu producción visible». No obstante, para ella no es suficiente, pues afirma que «hacen falta más espacios» para que todos los artesanos de la zona puedan trabajar y organizar talleres en los que mostrar su trabajo. «Un pequeño impulso más a la artesanía sería un forma de asentar a la población». También de continuar con la tradición artesanal, algo en lo que Aline Desir mira especialmente a Galicia –«tienen una tradición brutal»– y que lamenta que se esté perdiendo: «En el plano cultural, en esta zona podría haber demanda de este trabajo, en el que puedes aunar muchos aspectos». Para ella la solución está en dar visibilidad a un trabajo que sería más fácil si sus productos se vendieran «en una tienda en el centro de alguna ciudad». Pese a ello, Desir admite que no cambiaría su vida en el campo.