ZAPIENS. POLA DE SOMIEDO (SOMIEDO), 202 HABITANTES
Daniel Suárez ha asentado en su Somiedo natal las oficinas centrales de Zapiens, una empresa para la gestión del conocimiento integrada en el gigante Microsoft. Ahora, su objetivo es fomentar que más empresas hagan lo propio

PABLO SUÁREZ

Son las dos de la tarde de un día de semana en Pola de Somiedo. Daniel Suárez, camisa de cuadros y tejanos grises, devora unos escalopines al cabrales en uno de los restaurantes de la zona. Conversa con pasión, sonríe mucho y gesticula cada vez que quiere remarcar algo importante. Departe sobre baloncesto, sobre las obras por acabar en la calle de al lado, sobre lo que le costó conseguir fibra óptica en casa y, como si en un orden de relevancia esto apenas mereciese mención, sobre el viaje que hizo este año a Seattle para integrarse en Microsoft, la mayor compañía del mundo. Entre estos dos mundos, el rural de Somiedo y el futurista de Silicon Valley, trascurre la vida de quien hace cuatro años fundó Zapiens, una empresa para la gestión del conocimiento que lo ha posicionado como una referencia en el mercado internacional. Todo ello con base en un pueblo de apenas 202 habitantes.

«Yo quiero vivir aquí porque es donde soy feliz». Criado en Somiedo hasta los siete años, Suárez tuvo claro desde el primer momento que era en Somiedo donde quería instalar su empresa. Lejos de arrepentirse, está convencido del atractivo de la zona para atraer a otras compañías. «El año pasado vinieron los responsables de Bayer y de Ikea y se quedaron flipados. Aquí en seis horas se te quita el traje de superdirectivo y vuelves a ser gente normal. Acostumbrados a que les paguen los mejores hoteles del mundo, decían que nunca habían vivido una experiencia así. Si te quieres concentrar y construir, no hay mejor sitio que este», explica quien cuenta con una cartera de clientes entre los que se encuentran empresas como Vodafone, Sacyr o Hyundai.

A todas ellas, Zapiens les facilita una aplicación para el intercambio de información y, por ende, conocimiento. El funcionamiento es tan sencillo como que los responsables de la empresa realizan preguntas a sus trabajadores y en base a las respuestas van alimentando una base de datos. El resultado es un ahorro de tiempo y trabajo tanto para clientes como para los propios trabajadores. «Nuestro robot es como una telefonista de los años 50. La diferencia es que a la telefonista le preguntabas por Paco para que te solucionase una duda y el robot solo con hacerle la pregunta ya sabe resolvértela o ponerte en contacto con quien puede hacerlo. Al final somos una empresa de transporte, movemos preguntas», resume. Por sencillo que parezca, la creación de Suárez ha logrado tomar la delantera en un mercado relativamente nuevo y con grandes expectativas de crecimiento por su capacidad para optimizar procesos.

Además del desarrollo y expansión de Zapiens, que le lleva a viajar cada poco a Estados Unidos –«si quieres jugar en la NBA tienes que ir allí a pegarte con ellos–, Suárez está ilusionado con la posibilidad de convertir Pola de Somiedo en un espacio atractivo para más empresarios como él. Por este motivo, cada año organiza unas jornadas a las que invita a un centenar de personas de su sector a los que muestra las ventajas de trabajar en un lugar como Somiedo. «Aquí se conecta con la gente de otra manera. Estás mucho más tranquilo», insiste. A esta iniciativa se suma también la creación de un espacio de ‘co-working’ con el que atraer a otros emprendedores. «Este año se vienen a vivir aquí dos personas de unos proyectos en los que colaboro», afirma orgulloso quien, lejos de traicionar sus raíces, se ha empeñado en ponerlas a la vanguardia del panorama tecnológico internacional.